 | Cuando escucharon la historia de la llegada de Pūtanā y de cómo Kṛṣṇa la había matado, los habitantes de Vraja que habían venido de lugares más lejanos no salían de su asombro y ofrecían bendiciones al niño por su maravillosa proeza de matar a Pūtanā. Nanda Mahārāja, por supuesto, se sentía muy endeudado con Vasudeva, que había predicho el incidente, y se lo agradecía de todo corazón, pensando en su maravillosa personalidad.
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