Śrīmad-Bhāgavatam
<< Canto 10, La Verdad Suprema >>
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śrī-śuka uvāca
atha sarva-guṇopetaḥ
kālaḥ parama-śobhanaḥ
yarhy evājana-janmarkṣaṁ
śāntarkṣa-graha-tārakam
diśaḥ prasedur gaganaṁ
nirmaloḍu-gaṇodayam
mahī maṅgala-bhūyiṣṭha-
pura-grāma-vrajākarā
nadyaḥ prasanna-salilā
hradā jalaruha-śriyaḥ
dvijāli-kula-sannāda-
stavakā vana-rājayaḥ
vavau vāyuḥ sukha-sparśaḥ
puṇya-gandhavahaḥ śuciḥ
agnayaś ca dvijātīnāṁ
śāntās tatra samindhata
manāṁsy āsan prasannāni
sādhūnām asura-druhām
jāyamāne ’jane tasmin
nedur dundubhayaḥ samam

PALABRA POR PALABRA



TRADUCCION

En el auspicioso momento de la venida del Señor, todo el universo estaba colmado de cualidades de bondad, paz y belleza. En el cielo apareció la constelación Rohiṇī, y también estrellas como Aśvinī. El Sol, la Luna y los demás planetas y estrellas irradiaban gran paz. Todas las direcciones presentaban un aspecto sumamente agradable, y hermosas estrellas titilaban en un cielo sin nubes. En la Tierra, decorada con ciudades, aldeas, minas y campos de pastoreo, todo eran buenos augurios. Las aguas de los ríos discurrían muy claras, y los lagos y grandes estanques, llenos de nenúfares y flores de loto, se mostraban en la plenitud de su belleza. En los árboles y plantas verdes, llenos de hojas y flores muy gratas para la vista, los cuclillos y otras aves, junto con los enjambres de abejas, cantaban dulcemente para satisfacer a los semidioses. Se dejaba sentir una brisa muy pura, plácida para el sentido del tacto y cargada con el aroma de las flores. A su paso, las llamas de los sacrificios de fuego, que los brāhmaṇas ocupados en ceremonias rituales habían encendido conforme a los principios védicos, ardían sin agitarse. Así, cuando el innaciente Señor Viṣṇu, la Suprema Personalidad de Dios, estaba a punto de aparecer en el mundo, los santos y brāhmaṇas, que se habían visto perturbados por demonios como Kaṁsa y sus hombres, sintieron paz en lo más profundo de sus corazones, mientras en el sistema planetario superior resonaban timbales.

SIGNIFICADO

En el Bhagavad-gītā el Señor afirma que Su advenimiento, nacimiento y actividades son trascendentales, y que quien puede entenderlos realmente se capacita para su inmediata elevación al mundo espiritual. El advenimiento o nacimiento del Señor no es como el de los hombres corrientes, que se ven obligados a recibir un cuerpo material conforme a sus actividades pasadas. El advenimiento del Señor se ha explicado en el capítulo anterior: Él desciende únicamente porque Le complace hacerlo.

Cuando llegó el momento de la aparición del Señor, las constelaciones se mostraron muy auspiciosas. Predominaba la influencia astrológica de la constelación Rohiṇī, que se considera muy auspiciosa. Rohiṇī depende directamente de la supervisión de Brahmā, que nace del Señor Viṣṇu, y su aparición coincide con el nacimiento del Señor Viṣṇu, quien, de hecho, es innaciente. Según las conclusiones astrológicas, los momentos auspiciosos o no auspiciosos vienen determinados, además de por la posición de las estrellas, por las respectivas posiciones de los sistemas planetarios. En el momento del nacimiento de Kṛṣṇa, los sistemas planetarios se conjugaron de forma natural para que todo fuese auspicioso.

En aquella ocasión, reinaba una atmósfera de paz y prosperidad en todas direcciones, al norte, al sur, al este, al oeste, por todas partes. En el cielo podían verse estrellas auspiciosas, en la superficie de la Tierra, los signos de buena fortuna aparecían en todas las ciudades, aldeas y campos de pastoreo, así como en la mente de todos. Los ríos fluían llenos de agua, y las flores de loto embellecían los lagos. Los bosques estaban llenos de hermosísimas aves y pavos reales. Todos los pájaros del bosque cantaban con dulces trinos, y los pavos reales danzaban con sus parejas. Se levantó una brisa muy agradable, que llevaba el aroma de las flores, y la sensación táctil del cuerpo era muy grata. Los brāhmaṇas, que tenían costumbre de ofrecer sacrificios en el fuego, encontraban en sus hogares una atmósfera muy agradable para realizar ofrendas. Debido a los trastornos causados por los reyes demoníacos, en las casas de los brāhmaṇas prácticamente había dejado de encenderse el fuego de sacrificio. Sin embargo, ahora encontraban una situación pacífica que les daba oportunidad de encender el fuego. Como se les había prohibido ofrecer sacrificios, los brāhmaṇas estaban muy afligidos en cuanto a sus actividades, mente e inteligencia. Pero, en el momento preciso en que se producía el advenimiento de Kṛṣṇa, sus mentes se llenaron de júbilo, pues podían escuchar en el cielo resonantes vibraciones de sonidos trascendentales que proclamaban el advenimiento de la Suprema Personalidad de Dios.

Con ocasión del nacimiento del Señor Kṛṣṇa, el ritmo de las estaciones se alteró en todo el universo. Kṛṣṇa nació en el mes de septiembre, pero parecía primavera. La atmósfera era fresca, sin llegar a ser fría, y los ríos y estanques tenían el mismo aspecto que en el otoño, la estación śarat. Las flores de loto y los nenúfares florecen durante el día, pero, cuando Kṛṣṇa nació, estaban en flor a las doce en punto de la noche, de modo que la brisa transportaba su fragancia. Kaṁsa había conseguido detener casi por completo las ceremonias rituales védicas. Los brāhmaṇas y las personas santas no podían celebrar esos rituales con la mente serena. Pero, ahora, esos brāhmaṇas se encontraban muy complacidos de celebrar las ceremonias rituales diarias libres de perturbación. Los asuras se dedican a causar molestias a los suras, los devotos y brāhmaṇas, pero, en el momento del advenimiento de Kṛṣṇa, esos devotos y brāhmaṇas no sufrieron perturbación alguna.

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