 | A partir de entonces, ¡oh, Mahārāja Parīkṣit!, siguiendo el horario previsto en Sus pasatiempos, Kṛṣṇa regresaba por la tarde, entraba en la casa de cada pastorcillo y actuaba exactamente igual que ellos, inspirando así en cada madre un placer trascendental. Las madres cuidaban de sus hijos dándoles masaje con aceite, bañándoles, ungiendo sus cuerpos con pasta de sándalo, adornándoles con alhajas, cantando mantras protectores, adornándoles el cuerpo con tilaka y dándoles de comer. De ese modo, las madres sirvieron a Kṛṣṇa personalmente.
|