Niti Sastra La ética política de Canakya Pandita
<< Capítulo 16 >>

El corazón de la mujer no es uno, está dividido. Mientras habla con un hombre, está mirando lujuriosamente a otro y, en su corazón está pensando en un tercero.
¿Quién hay que habiéndose hecho rico, no se haya vuelto orgulloso? ¿Qué hombre licencioso ha acabado con sus calamidades? ¿Quién en el mundo no ha sido derrotado por mujeres? ¿Quién es siempre amado por el rey? ¿Quién hay que no haya sido derrotado por los estragos del tiempo? ¿Qué mendigo ha alcanzado la gloria? ¿Quién ha logrado la felicidad mediante los vicios de los malvados?
Un hombre obtiene la grandeza gracias a sus virtudes, no simplemente por sentarse en un asiento elevado. ¿Podemos llamar al cuervo, águila sólo porque esté posado en la cúspide de un elevado edificio?
Al hombre que es honrado por otros como grande, se le considera digno, aunque esté falto de toda virtud. Pero el hombre que canta sus propias glorias se rebaja ante los ojos de los demás, aunque fuera el mismo Indra (el que posee todas las opulencias celestiales).
Si el hombre de discernimiento se caracteriza por sus buenas cualidades, el brillo de sus cualidades será reconocido, del mismo modo que una gema, que aunque esencialmente es brillante, realza cuando se la sitúa sobre un engarce de oro.
Incluso aquél que por sus cualidades parece conocerlo todo, sufre si carece de discreción; la gema aunque preciosa, requiere de un engarce de oro.
Yo no merezco las riquezas que, para ser obtenidas hay que esforzarse con muchos sacrificios, o hay que transgredir las reglas de la virtud o adular al enemigo.
Aquellos que no se sintieron saciados con el disfrute de la riqueza, los alimentos y las mujeres, han muerto. Hay otros que están muriendo ahora, y que tampoco han llegado a la saciedad. Y en el futuro, muchos otros morirán sin alcanzar la saciedad.
Todas las caridades y sacrificios hechos para obtener resultados solo traen resultados temporales, pero los regalos hechos a personas que lo merecen (aquellos que se encuentran en la conciencia de Krsna) y la protección que se ofrece a todas las criaturas, nunca perecen.
Una hoja de hierba es ligera, el algodón es ligero, el pedigüeño es aún más ligero. ¿Porqué entonces el viento no lo arrastra? Porque tiene miedo de que le pida una limosna.
Es mejor morir que mantener la vida padeciendo una desgracia. La pérdida de la vida solo produce dolor unos instantes, pero la desgracia nos trae dolor todos y cada uno de los días de nuestra vida.
Todas las criaturas se satisfacen con las palabras amorosas; por eso debemos dirigirnos con palabras que satisfagan, pues no hay escasez de palabras amorosas.
Hay dos frutas nectáreas que cuelgan del árbol de este mundo: una es la escucha de palabras dulces (krsna-katha) y la otra la compañía de personas santas.
Los buenos hábitos de la caridad, el aprender, y la penitencia que se practicaron durante vidas pasadas, continúan siendo cultivadas en esta vida gracias al lazo de esta vida presente con las anteriores.
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