Mahābhārata La historia de la Gran India
<< 69 La llegada de Draupadi >>

Una gran y hermosa reunión se dio a lugar cuando en el decimosexto día ya era la hora de que apareciera Draupadi. Su cuerpo recién bañado y adornado con las mejores joyas, tomó en sus manos la copa del héroe, dorada y exquisitamente forjada, y descendió a la arena. En ese momento, el sacerdote real de los Pancalas, un brahmana puro, estudiado en los mantras, extendió la hierba sagrada y alimentó el fuego del sacrificio con oblaciones de mantequilla clara. Todo fue hecho precisamente siguiendo las antiguas reglas.

Habiendo saciado el fuego del rito y los santos brahmanas, y habiendo invocado bendiciones sobre la asamblea, el sacerdote real hizo una señal para que los músicos cesaran. Cuando no se escuchaba ningún sonido, Dhrstadyumna fue al centro de la arena, y en un tono tan profunda y grave como un trueno retumbando en las nubes, pronunció estas palabras elegantes y significativas:

"¡Que todos los reyes me escuchen ahora! Este es el arco, estas son las flechas, y allí está el objetivo. Con solo cinco flechas a su disposición, deben acertar un disparo a través de la abertura en ese dispositivo mecánico y golpear al objetivo.

"Mi hermana se convertirá hoy en la esposa del hombre dotado de noble linaje, belleza y fortaleza que lleve a cabo esta tarea tan difícil. Digo la verdad".

Habiendo hablado así a los reyes, el hijo de Drupada se volvió hacia Draupadi y comenzó a listarle, para que todos pudieran oír, el nombre, el linaje y los hechos de cada uno de los monarcas reunidos.

[Después de terminar la lista, Dhrstadyumna dijo,] "Estos y muchos otros reyes de muchos países, todos gobernantes célebres en este mundo, han venido aquí buscando tu mano, mujer justa. Estos hombres poderosos tratarán de atravesar un objetivo difícil para, en su caso, de que uno de ellos logre el objetivo, deberías aceptarlo para que sea tu marido".

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