Mahābhārata La historia de la Gran India
<< 48 La lucha mortal >>

Tras haber hablado, el antropófago apretó sus puños con fuerza y con una furia terrible avanzó impetuosamente contra Bhimasena, el exterminador de los enemigos. Mientras el demonio arremetía balanceando sus puños mortales, Bhima de un poder atemorizante, rápidamente agarró y contuvo el brazo del Raksasa y se rió de él. Mientras el Raksasa forcejeaba del fuerte apretón de Bhima, Bhima lo arrastró del lugar a una distancia de ocho veces el largo de un arco tan fácilmente como un león arrastra a un pequeño animal.

Tomado fuertemente por el hijo de Pandu, el furioso Raksasa abrazó a Bhimasena y gritó con una voz aterradora. De nuevo el poderoso Bhima lo arrastró en el suelo y le dijo: "no quiero que este ruido despierte a mis hermanos".

Bhima quería pelear y los dos se atacaron y se arrastraron el uno al otro a base de pura fuerza, tanto el Raksasa como Bhima demostraron una fuerza extraordinaria, quebrando árboles gigantes y haciendo trizas las resistentes enredaderas de la jungla y tan furiosos como dos elefantes machos enloquecidos que han crecido muy fuertes por sesenta años.

Despertándose debido al gran ruido de la lucha los Pandavas y su madre abrieron sus ojos y vieron a la dama Hidimba parada ante ellos.

Viendo la belleza sobrehumana de Hidimba, los Pandavas como tigres y su madre, Prtha, estaban asombrados. Examinandola cuidadosamente y sorprendidos por sus guapísimas caraterísticas, Kunti le habló con palabras tiernas, agradables y reconfortantes.

"Tú eres tan brillante como una hija de los dioses, ¿quien es tu tutor y quién eres, bella mujer? ¿De dónde vienes? mujer bien proporcionada y ¿qué te ha traído aquí? Si eres una deidad venerable de este bosque o una diosa apsara, por favor explícame todo a mí. ¿Cómo es que te encuentras parada ante nosotros?"

Hidimba dijo: "El bosque que estás viendo, tan vasto y luminoso como nubes azules cargadas de lluvia, es la residencia del Raksasa Hidimba y también es mi morada. Tienes que saber que soy la hermana de ese Raksasa ¡oh noble dama!, mi hermano quiso matarlos a todos ustedes y por ese motivo él me envió aquí. Vine obedeciendo la orden de ese demonio cruel y malvado pero luego ví a tu fuerte hijo, cuya piel es como el oro. Cúpido mueve el corazón de todos los seres, oh buena mujer, y me puso bajo el control de tu hijo. He escogido a tu poderoso hijo como mi esposo y traté de alejarlo pero no pudo ser controlado por mí. Después, consciente de que me había tardado mucho, el antropófago Hidimaba vino para matar a todos tus hijos. Pero tu inteligente hijo, quien es mi amado, con su fuerza, vigor y habilidad golpeó a mi malvado hermano y lo alejó arrastrándolo [para que la lucha no los despertara]. Mira, tú los puedes ver allá, gritándose y lastimándose mutuamente, hombre contra Raksasa, ambos llenos de energía y coraje".

Escuchando sus palabras [y de repente conscientes de que su hermano Bhima estaba enfrascado en un combate mortal], Yudhisthira, Arjuna, Nakula y el poderoso Sahadeva, todos se pusieron de pie de un salto y vieron a los dos luchadores sujetándose y arrastrándose mutuamente como dos leones furiosos en una violenta lucha por la victoria. Bhima y Hidimba levantaron una nube de polvo como el humo de un incendio forestal, quienes cubiertos de tierra y polvo parecían como dos montañas y brillaban como dos grandes laderas cubiertas con rocío de la montaña.

Mientras Arjuna observaba a su hermano luchar con el Raksasa se rió y le susurró: "Bhima, no temas, ¡poderosamente armado!, estabamos exhaustos y dormiendo profundamente y no sabíamos que estabas luchando con tan feroz enemigo. Estoy aquí para ayudarte, Partha, pelearé con ese Raksasa y Nakula y Sahadeva protegerán a nuestra madre".

Bhima dijo: "Tan solo permanece al margen y observa, no te confundas por este ejercicio, no hay forma que él salga con vida ahora que está al alcance de mis brazos".

Arjuna dijo: "Bhima, ¿por qué permites que este pecaminoso Raksasa viva tanto tiempo?, tenemos que irnos pronto, no podemos permanecer aquí, ¡oh dominador del enemigo!, da fin a esta pelea antes de que el horizonte occidental se enrojezca y el crepúsculo comience, porque en esa extraña hora los Raksasas incrementan inmensamente su poder. Date prisa Bhima, ¡no juegues con él! Mata a este horrible Raksasa antes de que desarrolle sus poderes mágicos".

Habiéndole hablado así Arjuna, Bhima levantó el cuerpo del feroz Raksasa y le dió vueltas alrededor más de cien veces.

Bhimasena dijo: "Con inútil carne mantuviste tu inútil vida y creciste fuerte pero con un inútil cerebro; ¡tú mereces una muerte inúti! ¡Ahora ya no vas a ser inútil más!

Arjuna dijo: "Si consideras al Raksasa una carga para ti en este pelea, entonces puedo ayudarte pero debe ser matado al instante, ni o yo lo mataré, Bhima. Has hecho un buen trabajo y estás cansado, ahora es tiempo de que descanses".

Tras escuchar las palabras de Arjuna, Bhimasena echaba chispas de indignación y pulverizó al demonio en contra del duro suelo, matándolo como un animal de sacrificio. Mientras Bhima le asestaba un golpe mortal, el Raksasa estremecía el aire con horribles gritos que resonaban en todo el bosque, haciendo eco como un húmedo y resonante timbal. Luego el poderoso y amado hijo de Pandu agarró firmemente el cuerpo del Raksasa y lo quebró a la mitad deleitando a sus ansiosos hermanos.

Viendo a Hidimba muerto los Pandavas se pusieron muy entusiastas y honraron a Bhimasena, tigre entre los hombres, quien siempre dominaba a sus enemigos. Habiendo elogiado y homenajeado a la gran alma Bhima, el de tremendo poder, Arjuna le habló de nuevo.

"¡Te bendigo! Mi señor, creo que hay una ciudad no muy lejos de este bosque, vamos allá rápidamente de modo que Duryodhana no descubra que estamos aquí".

Todos concordaron diciendo: "Que así sea".

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