Mahābhārata La historia de la Gran India
<< 30 Karna, el visitante no invitado >>

Después de la demostración hecha por Arjuna, el programa estaba a punto de finalizar. La multitud comenzó a hacer fila para salir y los músicos habían dejado sus instrumentos, cuando de repente desde el área de la entrada principal provino una fuerte palmada que parecía un choque de rayos. Tan fuerte e imponente fue el sonido que la gente comenzó a preguntarse: ¿están estallando las colinas?, ¿o la tierra se está quebrando?, ¿o se ha llenado el cielo con nubes de tormenta?

Estos fueron los pensamientos espontáneos de la multitud en el estadio, ¡oh rey!, mientras que todos volteaban y miraban fijamente a la entrada principal de la arena. Rodeado por los cinco hijos de Pandu, el brillante Drona se paró tal como la luna brillante rodeada de la brillante constelación de la mano. El mortífero Duryodhanase puso de pié, y sus cien fuertes hermanos y Asvathama inmediatamente lo rodearon. Duryodhana maza en mano y presto, y sus hermanos levantaron sus mazas y se pararon junto a él. El hijo mayor de Dhrtarastra resplandecía como Indra rodeado por una multitud de semidioses, listos para hacer añicos las ciudades de los malvados.

Con los ojos bien abiertos por el asombro, la gente retrocedía mientras que Karna ingresaba al amplio estadio, conquistador de ciudades, su rostro resplandecía con aretes enjoyados y su cuerpo protegido por la poderosa armadura y los dos estaban con él desde su nacimiento. Con el cinturón ceñido con una espada y un arco, se movió como una veloz y gallarda montaña.

Destinado a tener fama mundial, bien parecido, con ojos grandes y despiertos, Karna nació de la virgen Kunti engendrado por el el hacedor de los contrastantes rayos de luz, el maravilloso Sol. Apoderado con la propia fuerza viril del Sol, Karna no pasaría desapercibido ante las huestes de sus enemigos. El peleaba y vivía con el poder y coraje de un león, del toro y del elefante. Y en brillantez, belleza y esplendor él relució como el brillo del Sol y la Luna. Era alto y erguido como una palmera dorada y su juvenil cuerpo estaba construido sólido como el de un León. Este guerrero fuertemente armado, el apuesto hijo del Sol claramente tenía innumerables cualificaciones. Vió la arena y ofreció reverencias a Drona y Krpa, pero sin mucho respeto real. Ninguna persona de la vasta asamblea se movió, ni por un instante alejaron sus ojos de Karna.

Se preguntaron desesperadamente uno al otro ¿quién es él?, y el suspenso y la curiosidad llenaron el ambiente.

Entonces Karna mismo habló con voz elocuente, profunda y grave tal como las retumbantes nubes. Se dirigió a Arjuna, sin saber que le hablaba a su propio hermano, [ya que la madre de ambos era Kunti, pero Karna no conocía la identidad de su propio padre.]

El hijo del Sol le gritó al terrestre hijo de Indra: "Hijo de Prta, cualquier cosa que tu hayas realizado el día de hoy, yo lo puedo realizar mejor que tú y ante los ojos de cualquiera. Tranquiliza tu mente y no te abrumes por lo que estás por ver".

Antes de que Karna terminara sus palabras, toda la audiencia se puso de pié como si hubieran sido golpeados por una máquina. En ese momento, ¡oh tigre entre los hombres!, Duryodhana se puso jubiloso y por un instante la deshonra y la ira dominó a Arjuna. Entonces con la autorización oficial de Drona, el maravilloso Karna, quien siempre ama pelear, llevó a cabo todo lo que Arjuna había hecho. Al ver esto, ¡oh Bharata!, Duryodhana y sus hermanos alegremente abrazaron a Karna. Duryodhana le dijo: "Siempre serás bienvenido aquí, el de los fuertes brazos. Es por nuestra buena fortuna el que hayas venido, por lo que he visto eres un verdadero caballero. Yo mismo y todo el reino Kuru están a tu entera disposición para que lo disfrutes según tu deseo".

Karna dijo: "No necesito nada más que tu amistad, señor, y si debo aceptar algún otro favor, ¡oh Bharata!, entonces desearía pelear un duelo con el hijo de Kunti llamado Arjuna".

Duryodhana dijo: "¡Disfruta conmigo todo lo que los príncipes disfrutan! Haz el bien a tus amigos, ¡oh domador del enemigo!, y pon tu pié en la cabeza de aquellos que desean nuestro mal!".

Sintiéndose profundamente insultado, Arjuna le gritó a Karna, quien permaneció como una montaña en medio de la reunión entre primos de la realeza. "Aquellos que entren sin haber sido invitados, y aquellos que expresen sus caprichos a pesar de que no se les preguntó alcanzarán los mundos reservados para su tipo. Siendo ahora matado por mí, Karna, alcanzarás esos mundos".

Karna dijo: "Esta arena está abierta para todos, ¿cuál es tu queja Arjuna? Entre la clase real el liderazgo se le otorga al hombre más fuerte, la justicia depende del poder, ¿por qué pronuncias esos insultos cobardes tan sólo para confortarse a si mismos? Habla con las flechas, Bharata, porque hoy con flechas, ante los ojos de tu guru voy a cortar tu cabeza".

Con el consentimiento de Drona y rápidamente abrazado por sus hermanos, Arjuna, el conquistador de las ciudades hostiles, fue a combatir con Karna. Y Karna abrazado por Duryodhana y sus hermanos tomó su arco y flechas y se dispuso para la batalla. Acto seguido el cielo se cubrió repentinamente de nubes de tormenta que relampageaban y una profusión de arcoiris y formaciones de grullas gritaron. Al ver al Señor Indra afectuosamente mostrar sus señales para apoyar a su hijo Arjuna y pronosticar su victoria, el Sol desvaneció las nubes que llegaban muy cerca de su hijo Karna, entonces Arjuna se vió cubierto con la sombra de las nubes de Indra, mientras que Karna completamente se exponía bañado por los rayos del Sol.

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