Mahābhārata La historia de la Gran India
<< 3 Las conquistas de Pandu >>

El sabio Pandu era un tigre entre los hombres, por toda la Tierra todos los hombres que lo vieron quedaron asombrados porque tenía el pecho de un león, los hombros de un poderoso elefante y unos grandes y hermosos ojos tan audaces como los de un toro iracundo. Satisfecho con su matrimonio y dotado con una fuerza extraordinaria y arrojo entonces Pandu deseó conquistar el mundo dirigiéndose en contra de sus muchos enemigos de la Casa de los Kurus, primero Pandu marchó en contra de los malvados Dasarnas derrotándolos en la batalla, Pandu peleó como león porque sabía que el honor de la dinastía Kuru recaía en él. El ejército Kuru era una escena pintoresca con sus muchos estandartes luminosos que ondeaban con el viento.

Luego Pandu dirigió esta poderosa fuerza de elefantes, caballos, cuadrigas e infantería hacia el reino de Magadha. El rey Darva de Magadha era el enemigo declarado de todos los reyes del mundo a quienes cruelmente hostigaba de muchas maneras pero Pandu audazmente lo subyugó en su palacio real. [El reino de Magadha se había enriquecido y vuelto poderoso debido a sus constantes agresiones]. Pandu se llevó sus enormes riquezas así como muchos finos animales y soldados, después Pandu fue a Mithila y derrotó al ejército de Videha en la batalla y luego en un combate directo con los guerreros de Kasi: Suhma y Pundra, Pandu estableció la gloria de los Kurus por su fuerza aterredora de sus dos brazos, el joven Pandu con las descargas de sus flechas llameantes y los disparos de sus flamígeras lanzas que eran como un fuego abrasador, cuando los oponentes se aproximaban a ese fuego eran reducidos a cenizas. Pandu y su ejército devastó a los reyes junto con sus ejércitos y los puso bajo el control de su gobierno y los integró dentro de la estructura central de impuestos.

Cuando Pandu conquistó a todos los reyes del mundo, estos mismos gobernantes unánimamente concordaron que Pandu por sí solo era un gran héroe, tal como Indra, quien eclipsó a todos los demás gobernantes cósmicos. De esta forma todos los líderes de esta abundante Tierra fueron ante Pandu y con sus manos juntas en señal de respeto le llevaron como tributo una gran variedad de joyas, perlas preciosas, coral, oro, plata y la riqueza de vacas, toros, caballos, cuadrigas y elefantes. Los reyes también le entregaron asnos, camellos, búfalos, cabras y ovejas. El gobernante de Hastinapura aceptó graciosamente todos estos ofrecimientos y de nuevo se montó caballeréscamente en su briosa cabalgadura recorriendo las tierras de su reino finalmente regresando a su ciudad capital, Hastinapura.

[La gente exclamó:]
Santanu era un león entre los reyes y empapado en sabiduría era el legendario Bharata, pero los vítores de su gloriosa victoria se han desvanecido, no obstante ahora Pandu ha elevado nuevamente ese sonido célebre. Aquellos que robaron las tierras imperiales y los tesoros de los Kurus ahora son súbditos obedientes que pagan impuestos a su señor, el león de Hastinapura.

Con corazones confiados reyes jubilantes y ministros de la realeza se incorporaron a los ciudadanos de la ciudad y del país en alabanza del rey Pandu, cuando Pandu regresó a la capital después de conquistar al mundo entero todos los ciudadanos junto con la familia real fueron sobrecogidos de felicidad. Encabezados por Bhisma todos ellos se apresuraron a encontrarse con él, antes de que se hubieran alejado mucho los ciudadanos de Hastinapura quedaron emocionados porque la tierra estaba atestada de personas de todo tipo que habían retornado con el victorioso Pandu. Bhisma y los otros Kurus no veían fin a las fabulosas riquezas transportada por el ejército victorioso, una gran variedad de vehículos eran empleados simplemente para acarrear las joyas y piedras preciosas. Parecía haber ilimitadas manadas de elefantes, caballos, toros, vacas y había un sin número de camellos y ovejas e innumerables cuadrigas y carretas.

Cuando Pandu divisó a Bhisma, quien era como su padre, se le acercó y le ofreció sus respetos ante sus pies, luego Pandu le dió una gran dicha a su madre y apropiadamente honró incluso a los ciudadanos simples de la ciudad y del país.

Pandu había traido al mundo de regreso el orden y había aplastado a reinos crueles y malvados, su misión se había terminado y ahora estaba de regreso a casa, acercándose a su amado hijo el poderoso Bhisma derramó lágrimas de dicha.

Con los sonidos melodiosos de cientos de intrumentos musicales siendo tocados al mismo tiempo y con el retumbar intenso de los tambores el rey Pandu elevó los corazones de los ciudadanos y entró a la ciudad imperial de Hastinapura.

Vaisampayana dijo:
Con sus propias manos Pandu ha conquistado grandes riquezas pero no las conservó para sí mismo, después de consultarlo con su hermano mayor, Dhrtarastra, Pandu ofreció la riqueza a Bhisma, a Satyavati y a su propia madre, Ambalika y apartó riquezas para su sabio hermano Vidura.

Pandu era generoso por naturaleza y satisfizo plenamente a sus bienquerientes amigos con regalos opulentos, en esa atmósfera festiva Bhisma también complació a Satyavati por ofrecerle un regalo que consistía de hermosas gemas ganadas por Pandu, con gran afecto Ambalika abrazó a su poderoso hijo Pandu, el mejor de los hombres, así como Paulomi abrazó a Jayanta.

Con la inmensa riqueza acumulada por Pandu, Dhrtarastra ejecutó los cinco grandes sacrificios con la finalidad de complacer al Señor Supremo, ante estos eventos poderosos que equivalían a cien sacrificios de caballo, cientos y miles de regalos preciosos fueron ofrecidos a los maestros de la humanidad y a otros ciudadanos respetables.

Aunque Pandu realmente había conquistado al mundo, no obstante estaba desinteresado en una vida de ocio y opulencia real, llevando a sus esposas Kunti y Madri partió de su residencia palaciega con sus camas y sofás magníficos y se fueron al bosque. A Pandu siempre le gustaba vagar por bosques y arboledas hermosas pasando la mayor parte de su tiempo alejado de la ciudad ocupado en la cacería.

El rey Pandu especialmente disfrutaba de la falda de la montaña y valles al sur de las montañas Himalayas, instaló su vivienda en un bosque de árboles gigantes Sala acompañado por sus encantadoras esposas Kunti y Madri, Pandu se distinguía en el bosque estableciendose como un elefante dominante de Indra en medio de dos elefantas.

Pandu era alto y bien parecido y un consumado maestro de armas, cuando los habitantes simples del bosque vieron al heroico rey Bharata con sus dos esposas esgrimiendo sus flechas, espada, arco y ataviado con su fabulosa armadura lo consideraron un semidiós en la Tierra. Alentados por Dhrtarastra los moradores del bosque siempre le llevaban a Pandu cualquier cosa que necesitara o deseara, inmediatamente se la llevaban aunque estuviera en los confines del bosque.

Mientras tanto en la capital Kuru de Hastinapura, Bhisma escuchó que el rey Devaka tenía una hermosa hija joven llamada Parasavi, quien era elegible para casarla con un miembro de la familia real. Después de estudiar el asunto Bhisma decidió que sería la más deseable prometida de un príncipe Kuru, por consiguiente hizo los arreglos para traerla a la capital Kuru donde la casó con el grandioso Vidura, de hecho su nacimiento era similar al de Vidura, Vidura era especialmente admirado por la realeza Kuru debido a su sabiduría y gentileza y en su fiel esposa engendró buenos hijos, los cuales tenían cualidades sublimes como las de su padre.

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