Mahābhārata La historia de la Gran India
<< 27 La exhibición militar >>

Un guerrero no invitado amenaza con eclipsar el brillo de Arjuna. El sabio Vaisampayana está contando la historia de los Pandavas a su bisnieto, el rey Janamejaya. A medida que el Mahabharata continúa, los Pandavas exhibirán sus proezas militares.

¡Oh Bharata! viendo que los hijos de Dhrtarastra y de Pandu habían adquirido la pericia en el uso de las armas Drona le habló como sigue a Dhrtarastra, el gobernante de la gente, en presencia de Krpa, Bhisma, Vidura, Somadatta, Vyasadeva y del sabio Bahlika: "¡Oh rey!, tus hijos han asimilado completamente la ciencia militar y ahora noble Kuru, con tu aprobación ellos te demostrarán lo que han aprendido".

Con una mente jubilosa, el rey dijo: "¡Drona tú eres un gran maestro y haz hecho un gran trabajo!, cuando pienses que es el mejor momento y en cualquier lugar que gustes, sólo pídemelo para que las cosas puedan ser organizadas exactamente como desees.

"Hoy debo tristemente envidiar a las personas que tienen buenos ojos y por lo tanto serán capaces de ver a mis hijos ejecutar proezas heroicas para demostrar su habilidad con las armas, Vidura haz exactamente como el erudito guru lo ordene, porque ningún otro placer será como éste mi virtuoso hermano".

Con el permiso del rey Drona salió seguido por Vidura, entonces el muy erudito Drona pasó a localizar y medir un área plana, un terreno fértil, sin árboles o matorrales y suavemente inclinado hacia el norte. En ese terreno, en la fiesta religiosa de una estrella venerable, hizo una ofrenda al Supremo con el propósito de que ésto fuera anunciado en toda la ciudad ¡oh elocuente rey!, después en el sitio del escenario propuesto trabajadores especializados construyeron exactamente de acuerdo con los códigos de las Escrituras una magnífica tribuna grande para el rey y sus asociados que estaba bien equipada con toda clase de armas, y los trabajadores hicieron instalaciones apropiadas para las damas, la gente del campo organizó grandes y elevadas plataformas para ellos mismos y las familias ricas organizaron palanquines privados.

Cuando llegó el día el rey colocó a Bhisma y al noble profesor Krpa al frente de su séquito y fué con sus ministros a la vista panorámica de su palacio el cual estaba construido de oro, sombreado por un dosel de perlas entretejidas y adornado con preciosas gemas. Entonces la esposa del rey, Gandhari, la gloriosa Kunti, y todas las mujeres de la familia del rey, junto con sus plenamente engalanados asistentes subieron alegremente a la plataforma panorámica como las esposas de los semidioses suben el sagrado monte Meru.

Los miembros de las cuatro ordenes sociales encabezados por los brahmanas y ksatriyas salieron rápidamente de la ciudad ansiosos de ver a los príncipes Kurus demostrar sus habilidades con las armas. Con la electrizante música de las bandas y el emocionante griterío de la multitud, esa reunión de gente subía, bajaba, y retumbaba como un gran océano agitado. Luego el gran maestro ataviado todo de blanco, con cabello blanco, bigote blanco, guirnalda blanca, un cordón de seda blanco alrededor del pecho, tilaka blanco marcando su cuerpo* entró al centro del estadio con su hijo, así como la Luna acompañada por Marte entran brillantemente dentro del cielo despejado. Entonces Drona, el más excelente de los hombres poderosos hizo una ofrenda apropiada para el momento a Dios y les ordenó a los brahmanas doctos en los mantras cantar los himnos auspiciosos, los brahmanas cantaron los sagrados himnos del día bendiciendo el momento y luego un ayudante experto entró a la escenario llevando una gran variedad de armas y equipo.

A continuación los jóvenes, los poderosos jóvenes toros de la raza Bharata entraron al estadio, con sus armaduras apretadas, sus cinturones ajustados para la acción y sus carcajs atados fuertemente a sus cuerpos. Los príncipes entraron en orden de edad con Yudhisthira al frente. Primero avanzaron hacia el centro del campo, saludaron respetuosamente a su maestro, Drona y luego continuaron honrando formalmente de manera tradicional tanto a Drona y a Krpa. Cuando los dos grandiosos profesores otorgaron sus bendiciones todos los príncipes quedaron llenos de dicha y a continuación ofrecieron sus saludos respetuosos a sus armas místicas que estaban adornadas con flores que previamente se le habían ofrecido a la Deidad, los príncipes Kauravas honraron a sus armas con flores sagradas mezcladas con sándalo rojo, ellos mismos estaban untados con pasta de sándalo rojo usando guirnaldas rojas, banderas rojas y sus ojos estaban enrojecidos por el fuego de la determinación.

Con el permiso de Drona esos fieros combatientes tomaron sus armas, primero tomaron sus arcos de oro pulido y hechas a mano. Con diversos estilos y expresiones faciales los príncipes encordaron sus arcos, pusieron flechas en ellos y vibraron la cuerda de sus arcos haciendo un sonido maravilloso en honor a todas las personas reunidas ahí.

* Las marcas de tilak hechas con una archilla especial indican que el cuerpo es un templo de Dios.

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