Mahābhārata La historia de la Gran India
<< 12 El funeral de Pandu y Madri >>

El rey Pandu murió en el Himalaya como resultado de una maldición junto con su devota esposa. A medida que el Mahabharata continúa, los restos de los cuerpos de Pandu y Madri son llevados de regreso a Hastinapura, la capital de su reino, para un funeral estatal.

Los grandes santos sabios realizaron un baño avabhrtha para concluir las ceremonias funerarias de Pandu, después se reunieron para deliberar.

"El rey Pandu dejó su reino y país y vino a emprender austeridades bajo el refugio de los ascetas, esa noble alma, ese gran asceta ahora ha dejado a sus hijos pequeños y a su esposa bajo nuestro cuidado y ha ido al mundo espiritual".

Los ascetas de Sata-srnga, bondadosos y hombres autorrealizados dedicados al bienestar de todas las criaturas, pusieron antes el interés de los hijos de Pandu que su propio interés. Por lo tanto esos ascetas decidieron dejar su pacífica reclusión en el bosque para acompañar a los miembros de la familia de Pandu de regreso a Hastinapura, la capital y confiarles a Bhisma y a Dhrtarastra el cuidado de Kunti y los Pandavas, tomando los restos de Pandu y de Madri los ascetas partieron con la esposa que le sobrevivió y sus hijos.

Kunti era alegre por naturaleza y aunque se enfrentó a un largo viaje, como madre afectuosa cuidó de sus hijos y el largo camino pareció corto. Antes de que transcurriera mucho tiempo Kunti se vió otra vez en Kuru-jangala, el país de los Kurus. La ilustre dama se acercó a la capital y llegó a la entrada de la ciudad conocida como Vardhamana.

Cuando la gente de la ciudad escuchó que miles de Caranas y grandes sabios habían llegado se llenaron de asombro, tan pronto como salío el sol los hombres de la ciudad acompañados de sus esposas fueron a ver a los ascetas, ansiosos por recibir a esos distinguidos invitados de acuerdo a los principios generosos de las leyes sagradas. Delegaciones de mujeres y guerreros salieron a recibirlos en una multitud de vehículos junto con los brahmanas y sus esposas, igualmente grupos de comerciantes y de trabajadores llegaron a las afueras de la ciudad. En medio del enorme tumulto ni una persona estaba celosa o perturbada porque todos los ciudadanos tenían una inclinación espiritual.

Bhisma, el hijo de Santanu llegó, así como también Somaddatta Bahlika, Vidura y Dhrtarastra, el santo rey quien había servido con el ojo de la sabiduría en la ausencia de Pandu. Gandhari y Ambalika, la famosa madre de Pandu, acompañada por la santa Satyavati, salieron junto con las mujeres del palacio real. Y los cien hijos y herederos de Dhrtarastra, encabezados por Duryodhana, todos bien adornados con ornamentos coloridos fueron a darle la bienvenida a los sabios. Los Kauravas postraron sus cabezas en el piso ante la multitud de ilustres sabios y se sentaron cerca de los sacerdotes de la realeza. De la misma manera los habitantes de la capital y del país en general inclinaron sus cabezas hasta el piso, dando reverencias a los sabios y se sentaron cerca de los Kauravas.

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