La luz del Bhāgavata
<< 9 Una escena pintoresca de los verdes arrozales >>

Una escena pintoresca de los verdes arrozales anima el corazón del agricultor pobre, pero entristece la cara del capitalista, que vive explotando a los campesinos pobres.

Con buenas lluvias, el trabajo del campesino prospera. La agricultura es la más noble de las profesiones. Hace a la sociedad feliz, rica, saludable, honesta y espiritualmente avanzada para alcanzar una vida mejor después de la muerte. La comunidad vaiśya, o la clase mercantil, asume esta profesión. En el Bhagavad-gītā se describe a los vaiśyas como los agricultores naturales, protectores de las vacas y comerciantes en general. Cuando el Señor Śrī Kṛṣṇa se encarnó en Vṛndāvana, disfrutó convirtiéndose en el hijo amado de una familia vaiśya como esa. Nanda Mahārāja fue un gran protector de las vacas. Y el Señor Śrī Kṛṣṇa, como el muy querido hijo de Nanda Mahārāja, acostumbraba cuidar los animales de Su padre en los bosques circundantes. A través de Su ejemplo personal, el Señor Śrī Kṛṣṇa quiso enseñarnos el valor de la protección de las vacas. Se dice que Nanda Mahārāja poseía novecientas mil vacas, y en la época del Señor Śrī Kṛṣṇa - aproximadamente hace cinco mil años, el territorio conocido como Vṛndāvana estaba inundado con leche y mantequilla. Por lo tanto, las profesiones ofrecidas por Dios a la humanidad son la agricultura y la protección de las vacas.

El comercio esta destinado al transporte de los excedentes de producción a lugares donde son escasos, pero cuando los comerciantes se vuelven demasiado codiciosos y materialistas, se dedican al comercio y a la industria en gran escala. Con la falsa promesa de ganar más dinero, atraen a los pobres agricultores a ciudades industriales y antihigiénicas. El industrial y el capitalista no quieren que el campesino permanezca en su casa, satisfecho con su producción agrícola. Cuando los campesinos se encuentran satisfechos debido a una exuberante cosecha de granos alimenticios, el corazón de los capitalistas se entristece. Pero el hecho real es que la humanidad debe depender de la agricultura y subsistir en base a ella.

Nadie puede producir arroz y trigo en grandes fábricas de acero. El industrial recurre a los aldeanos para comprar los granos que es incapaz de producir en su fábrica. El pobre agricultor acepta un anticipo del capitalista y vende su producto a un bajo precio. En consecuencia, cuando los granos se producen en abundancia, los campesinos se vuelven más fuertes financieramente y entonces el capitalista se deprime al ser incapaz de explotarlos.

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