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La luz del Bhāgavata << 4 Después de las lluvias torrenciales >>
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| | Después de las lluvias torrenciales, los campos y bosques en todas direcciones se ven verdes y saludables. Así ellos se parecen a un hombre que ha cumplido severas austeridades por algún beneficio material y ha logrado ya su propósito, ya que un hombre así, es fuerte, saludable y atractivo.
| | El verdor de la estación lluviosa no es más que una demostración temporal. Se ve muy agradable, pero debemos recordar que no durará. Similarmente, existen personas que se someten a severas austeridades por algún beneficio material. Aquellos que son sensatos, evitan esto. Las austeridades severas por beneficios temporales son simplemente una pérdida de tiempo y energía. La pérdida y la ganancia material están destinadas de acuerdo con la formación de cada cuerpo particular. Existen 8, 400, 000 especies de vida y cada tipo de cuerpo está destinado a disfrutar y sufrir de acuerdo con su formación particular. Los placeres y los sufrimientos corporales del hijo de un hombre rico son diferentes a los del hijo de un hombre pobre. Aunque nadie se somete a severas austeridades para obtener miserias, éstas llegan sin que se lo pidan. Similarmente, la felicidad que estamos destinados a disfrutar, nos llega aun sin desearla. Aun si fuéramos capaces de evitar la aflicción y disfrutar artificialmente de alguna felicidad material por méritos temporales, no representa ningún beneficio verdadero en la vida. Nuestro deber es lograr felicidad permanente y vida eterna. Es únicamente con tal propósito - por el máximo beneficio - que debemos emprender todo tipo de penitencias y austeridades.
| | Este beneficio máximo se puede lograr en la forma humana de vida. La felicidad permanente es posible cuando uno se encuentra libre de las causas materiales de la felicidad, ya que la continuación de la esclavitud material significa la continuación de las tres miserias. La vida humana sirve para terminar con estas miserias.
| | No debemos tratar de ser hermosos como las flores de la estación o el verdor, que florece en la estación lluviosa, pero que se fatiga en el invierno. No es nada deseable vivificarse con las nubes de ignorancia y disfrutar de la visión del verdor temporal. Uno debe tratar de vivir en el despejado cielo infinito inundado por los rayos del Sol y la Luna. Esto es lo que realmente deseamos. Una vida de libertad en eternidad, conocimiento completo y una atmósfera bienaventurada es el profundo deseo de un alma iluminada. Debemos someternos a todo tipo de austeridades y penitencias para alcanzar esa fuente permanente de felicidad.
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