Viaje fácil a otros planetas
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En estos días en que los hombres tratan de ir a la Luna, la gente no debe pensar que el cultivo de conciencia de Kṛṣṇa tiene que ver con algo pasado de moda. Cuando el mundo está progresando para alcanzar la Luna, nosotros cantamos Hare Kṛṣṇa. Pero la gente no debe malinterpretar y creer que estamos retrasados en comparación con el moderno avance científico. Nosotros ya hemos sobrepasado todo avance científico. En el Bhagavad-gītā se dice que el intento del hombre de alcanzar los planetas más elevados no es nuevo. Los titulares de los periódicos dicen: “Los primeros pasos del hombre en la Luna”, pero los reporteros no saben que millones y millones de hombres ya fueron allí y regresaron. Esta no es la primera vez. Esta es una práctica antigua. En el Bhagavad-gītā (8.16) se afirma claramente, abrahma-bhuvanāl lokāḥ punar āvartino’rjuna: “Mi querido Arjuna, incluso si vas al sistema planetario más elevado, denominado Brahmaloka, tendrás que regresar”. Por lo tanto, los viajes interplanetarios no son nuevos. Es algo que los devotos conscientes de Kṛṣṇa conocen.

Como nosotros somos conscientes de Kṛṣṇa, aceptamos lo que Kṛṣṇa dice como la Verdad Absoluta. De acuerdo con la literatura védica, hay muchos sistemas planetarios. El sistema planetario en el cual vivimos se denomina Bhūrloka. Por encima de este sistema planetario está Bhuvarloka. Por encima de éste se encuentra Svarloka (la Luna pertenece al sistema planetario Svarloka). Por encima de Svarloka está Maharloka; por encima de éste se encuentra Janaloka; y por encima de éste se encuentra Satyaloka. En forma similar, existen sistemas planetarios más bajos. Así pues, hay catorce niveles de sistemas planetarios dentro de este universo, y el Sol es el planeta principal. El Sol se describe en el Brahma-saṁhitā (5.52):

yac-cakṣur eṣa savitā sakala-grahāṇāṁ
rājā samasta-sura-mūrtir aśeṣa-tejāḥ
yasyājïayā bhramati saṁbhṛta-kāla-cakro
govindam ādi-puruṣaṁ tam ahaṁ bhajāmi

Adoro a Govinda, el Señor primordial, por cuya orden el Sol adquiere inmenso poder y calor y recorre su órbita. El Sol que es el rey de todos los sistemas planetarios, es el ojo del Señor Supremo.

En realidad, sin el Sol no podemos ver. Puede que estemos muy orgullosos de nuestros ojos, pero no podemos ni tan siquiera ver a nuestro vecino de al lado. La gente desafía: “¿Puede usted mostrarme a Dios?”. Pero, ¿qué pueden ver ellos? ¿De qué sirven sus ojos? Dios no es barato. No podemos ver nada sin los rayos del Sol, qué hablar de ver a Dios. Sin la luz del Sol, estamos ciegos. De noche no podemos ver nada, y por lo tanto usamos la electricidad debido a que el Sol no está presente.

No hay solamente un Sol en la manifestación cósmica; existen millones y trillones de soles. Eso también se afirma en el Brahmā-saṁhitā (5.40):

yasya prabhā prabhavato jagad-aṇḍa-koṭi-
koṭiṣv aŚeṣa-vasudhādi-vibhūti-bhinnam
tad brahma niṣkalam anantam aśeṣa-bhūtaṁ
govindam ādi-puruṣaṁ tam ahaṁ bhajāmi

El resplandor espiritual de la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa, se denomina brahmajyoti, y en ese brahmajyoti hay innumerables planetas. De la misma manera en que dentro de la luz solar hay innumerables planetas, en el resplandor deslumbrante del cuerpo de Kṛṣṇa hay innumerables planetas y universos. Tenemos conocimiento de que existen muchos universos, y en cada universo hay un sol. Así pues, hay millones y billones de universos, y millones y billones de soles, lunas y planetas. Pero Kṛṣṇa dice que si uno trata de ir a uno de estos planetas, simplemente desperdiciará su tiempo.

Ahora alguien ha ido a la Luna, pero ¿qué ganará con ello la sociedad humana? Si después de gastar tanto dinero, tanta energía y diez años de esfuerzos, uno va a la Luna y simplemente la toca, ¿qué beneficio trae eso?¿Puede uno permanecer allí y llamar a sus amigos para que vayan? Incluso si uno va allí y se queda, ¿qué beneficio traerá? Mientras nos encontremos en este mundo material, ya sea en este planeta o en otros planetas, nos perseguirán los mismos sufrimientos: el nacimiento, la muerte, la vejez y la enfermedad. Nosotros no podemos escapar de ellos.

Si vamos a la Luna con la intención de vivir allá —suponiendo que fuera posible— incluso con una máscara de oxígeno, ¿cuánto tiempo podríamos quedarnos? Y además, aun si tuviéramos la oportunidad de quedarnos allí, ¿qué ganaríamos con eso? Quizá podríamos lograr una vida un poco más larga, pero no podríamos vivir allí para siempre. Eso es imposible. Y, ¿qué ganaríamos con una vida más larga? taravaḥ kiṁ na jīvanti: [SB 2.3.18]: ¿acaso los árboles no viven por muchos, muchos años? Cerca de San Francisco, California, he visto un bosque donde hay un árbol de siete mil años. Pero, ¿cuál es el beneficio? Si uno se enorgullece por quedarse parado en un lugar por siete mil años, eso no es muy meritorio.

Cómo uno va a la Luna y cómo regresa, etc., es una larga historia, y todo eso está descrito en la literatura védica. No es un proceso muy nuevo. Pero el propósito de nuestra sociedad para el cultivo de la conciencia de Kṛṣṇa es diferente. No vamos a desperdiciar nuestro valioso tiempo. Kṛṣṇa dice: “No desperdicien su tiempo intentando ir a este planeta o a aquel planeta. ¿Qué ganarán con eso? Sus sufrimientos materiales los seguirán dondequiera que vayan”. Por lo tanto, en el Caitanya-caritāmṛta (Adi 3.97), el autor dice muy bellamente:

keha pāpe, keha puṇye kare viṣaya-bhoga
bhakti-gandha nāhi, yāte yāya bhava-roga

En este mundo material algunas personas disfrutan y otras no, pero en realidad todo el mundo está sufriendo.

Aunque cierta gente cree que está disfrutando, mientras que otros comprenden que están sufriendo. ¿Quién no sufre de enfermedades en este mundo? ¿Quién no sufre de vejez? ¿Quién no muere? Nadie quiere envejecer ni padecer enfermedades, pero todo el mundo tiene que hacerlo. Entonces, ¿dónde está el disfrute? Todo ese disfrute es un absurdo, debido a que en este mundo material no hay disfrute. Es simplemente nuestra imaginación. Uno no debe pensar: “Esto es disfrute y esto es sufrimiento”. ¡Todo es sufrimiento! Por lo tanto, se señala en el Caitanya-caritāmṛta: “Los principios de comer, dormir, aparearse y defenderse, siempre existirán, pero existirán en diferentes niveles”. Por ejemplo, los norteamericanos han nacido en Norteamérica como resultado de actividades piadosas ejecutadas en vidas anteriores. En la India la gente es pobre y sufre, pero aunque los norteamericanos comen un muy buen pan con mantequilla y los hindúes sin ella, sin embargo ambos comen. El hecho de que la India sea muy pobre no ha ocasionado que la gente muera por falta de comida. Las cuatro demandas principales del cuerpo —comer, dormir, aparearse y defenderse— pueden satisfacerse bajo cualquier circunstancia, bien sea que uno nazca en una condición impía o en una condición piadosa. Sin embargo, el problema es cómo librarse de los cuatro principios de nacimiento, muerte, vejez y enfermedad.

Éste es el verdadero problema. No es: “¿Qué voy a comer?”. Los pájaros y los animales no tienen ese problema. En la mañana, ellos de inmediato cantan: “Pío, pío, pío, pío”. Ellos saben que tendrán su comida. Nadie se está muriendo, y no hay tal cosa como superpoblación, debido a que Dios ha dispuesto todo para que a todo el mundo se le mantenga. Hay diferencias cualitativas, pero el obtener una calidad superior de disfrute material no es la meta de la vida. El verdadero problema es cómo librarse del nacimiento, la muerte, la vejez y la enfermedad. Esto no se puede resolver simplemente perdiendo el tiempo viajando dentro de este universo. Incluso si uno va al planeta más elevado, este problema no se puede resolver, porque la muerte existe en todas partes.

La duración de la vida en la Luna, de acuerdo con la información védica, es de diez mil años, y un día de allá es igual a seis meses de aquí. Así pues, diez mil multiplicado por ciento ochenta años es la duración de la vida en la Luna. Sin embargo, es imposible que los hombres de la Tierra vayan a la Luna y vivan allí por mucho tiempo. De otra manera, toda la literatura védica sería falsa. Este conocimiento se encuentra en los Vedas. Por lo tanto, no estamos muy ansiosos de ir a este o a aquel planeta. Estamos ansiosos de ir directamente al planeta donde vive Kṛṣṇa. Kṛṣṇa dice en el Bhagavad-gītā (9.25):

yānti deva-vratā devān
pitèn yānti pitṛ-vratāḥ
bhūtāni yānti bhūtejyā
yānti mad-yājino ’pi mām

Uno puede ir a la Luna, o uno puede incluso ir al Sol o a otros millones y trillones de planetas, o si uno está muy apegado a lo material puede permanecer aquí; pero quienes son Mis devotos vendrán a Mí.

Ésa es nuestra meta. La iniciación en el proceso de conciencia de Kṛṣṇa asegura que el estudiante finalmente pueda ir al planeta supremo, Kṛṣṇaloka. No estamos sentados ociosamente; nosotros también estamos intentando ir a otros planetas, pero no estamos simplemente perdiendo el tiempo.

Un hombre cuerdo e inteligente no desea entrar a ninguno de los planetas materiales, porque en todos ellos existen las cuatro condiciones de los sufrimientos materiales. De el Bhagavad-gītā podemos comprender que incluso si entramos en Brahmaloka, el sistema planetario más elevado de este universo, los cuatro principios de sufrimiento están presentes. Aprendemos mediante el Bhagavad-gītā que la duración de un día en Brahmaloka es de millones de años en nuestros cálculos. Eso es un hecho.

Incluso se puede alcanzar el sistema planetario más elevado, Brahmaloka, pero los científicos dicen que tardará cuarenta mil años a la velocidad del sputnik. ¿Quién está preparado para viajar en el espacio durante cuarenta mil años? A partir de la literatura védica podemos comprender que podemos entrar en cualquiera de los planetas, con tal de que nos preparemos para ese propósito. Si uno se prepara para entrar en los sistemas planetarios superiores, los cuales, según se dice, están habitados por semidioses, puede ir allí. En forma similar, uno puede ir a un sistema planetario inferior o, si uno lo desea, puede permanecer en este planeta. Finalmente, si uno lo desea, puede entrar en el planeta de la Suprema Personalidad de Dios. Es todo cuestión de preparación. Sin embargo, todos los sistemas planetarios que se encuentran dentro del universo material, son temporales. La duración de la vida en ciertos planetas materiales puede que sea muy larga, pero todas las entidades vivientes en el universo material finalmente están sujetas a la aniquilación, y tienen que desarrollar de nuevo otros cuerpos. Hay diferentes tipos de cuerpos. Un cuerpo humano existe por cien años, mientras que el cuerpo de un insecto puede que exista por doce años. Así pues, la duración de estos diferentes cuerpos es relativa. Sin embargo, si uno entra en el planeta denominado Vaikuṇṭhaloka, el planeta espiritual, entonces logra la vida eterna, plena de dicha y conocimiento. Un ser humano puede lograr esa perfección si intenta hacerlo. Eso se afirma en el Bhagavad-gītā, cuando el Señor dice: “Todo aquel que verdaderamente conoce acerca de la Suprema Personalidad de Dios puede alcanzar Mi naturaleza”.

Mucha gente dice: “Dios es grande”, pero ésa es una frase muy trillada. Uno debe saber cómo Él es de grande, y eso puede conocerse por las Escrituras autorizadas. En el Bhagavad-gītā Dios se describe a Sí Mismo. Él dice: “Mi aparición al nacer como un ser humano ordinario, es realmente trascendental”. Dios es tan bueno que viene ante nosotros como si fuera un ser humano ordinario, pero Su cuerpo no es exactamente igual a un cuerpo humano. Esos pícaros que no conocen nada acerca de Él, creen que Kṛṣṇa es como uno de nosotros. Eso también se señala en el Bhagavad-gītā (9.11):

avajānanti māṁ mūḍhā
mānuṣīṁ tanum āśritam
paraṁ bhāvam ajānanto
mama bhūta-maheśvaram

Los necios se burlan de Mí cuando desciendo con forma humana. Ellos no conocen Mi naturaleza trascendental como Señor Supremo de todo lo que existe.

Tenemos una oportunidad de conocer acerca de Kṛṣṇa siempre que leamos la literatura correcta bajo la dirección correcta, y si simplemente conocemos lo que es la naturaleza de Dios, entonces por comprender únicamente este hecho, nos liberaremos. No es posible, en nuestra condición humana, comprender completamente a la Absoluta y Suprema Personalidad de Dios, pero con la ayuda de el Bhagavad-gītā, las afirmaciones dadas por la Suprema Personalidad de Dios, y las del maestro espiritual, podemos conocerlo hasta donde nuestra capacidad nos lo permita. Si podemos conocerlo en verdad, entonces inmediatamente después de dejar este cuerpo podremos entrar en el reino de Dios. Kṛṣṇa dice:

janma karma ca me divyam
evaṁ yo vetti tattvataḥ
tyaktvā deham punar janma
naiti mām eti so 'rjuna

After leaving this body, one who is in knowledge does not come again to this material world, for he enters into the spiritual world and comes to Me. (Bg. 4.9)

El propósito de nuestro movimiento de conciencia de Kṛṣṇa es difundir esta avanzada idea científica entre la gente en general, y el proceso es muy sencillo. Simplemente con cantar los santos nombres de Dios —Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare/ Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare— uno limpia la suciedad de su corazón, y logra la comprensión de que es parte integral del Señor Supremo, y de que es deber de uno servirlo. Este proceso es muy placentero: cantamos en mantra Hare Kṛṣṇa, bailamos rítmicamente y comemos un sabroso prasāda. Al mismo tiempo que disfrutamos de esta vida, nos estamos preparando para entrar en el reino de Dios en nuestra próxima vida. Esto no es una invención: todo es verdadero. Aunque para un profano esto parezca una invención, Kṛṣṇa se le revela internamente a quien es serio en lo que se refiere a comprender a Dios. Tanto Kṛṣṇa como el maestro espiritual ayudan al alma sincera. El maestro espiritual es la manifestación externa de Dios, quien está situado en el corazón de todos como la Superalma. A quien es muy serio en lo que se refiere a comprender a la Suprema Personalidad de Dios, la Superalma inmediatamente lo ayuda, dirigiéndolo hacia un maestro espiritual fidedigno. De esta forma, el candidato espiritual recibe ayuda tanto interna como externamente.

Según el Bhāgavata Purāṇa, la Verdad Suprema se revela en tres etapas: primero está el Brahman impersonal o el Absoluto impersonal; luego el Paramātmā o el aspecto localizado de Brahman. El neutrón del átomo puede considerarse la representación de Paramātmā, el cual también entra en el átomo. Eso está descrito en la Brahmā-saṁhitā. Pero finalmente, el Supremo Ser Divino se revela como la todo atractiva persona suprema (Kṛṣṇa), con plenas e inconcebibles potencias, a saber: riqueza, fuerza, fama, belleza, conocimiento y renunciación. Estas seis potencias son exhibidas completamente por Śrī Rāma y Śrī Kṛṣṇa cuando descienden ante los seres humanos. Solamente un grupo de seres humanos —los devotos puros— puede reconocer a Kṛṣṇa basándose en la autoridad de las Escrituras reveladas, pero las demás personas se confunden debido a la influencia de la energía material. La Verdad Absoluta es, por lo tanto, la Persona Absoluta que no tiene iguales ni competidores. Los rayos del Brahman impersonal son los rayos de Su cuerpo trascendental, así como los rayos del Sol son emanaciones del Sol.

Según el Viṣṇu Purāṇa, la energía material se denomina avidyā, o nesciencia, y se manifiesta en las actividades fruitivas del disfrute sensorial. Pero aunque el ser viviente tiene la tendencia a quedar ilusionado y atrapado por la energía material en aras del disfrute sensorial, él pertenece a la energía antimaterial, o energía espiritual. En este sentido, el ser viviente es la energía positiva, mientras que la materia es la energía negativa. La materia no se desarrolla a menos que esté en contacto con la energía superior espiritual o antimaterial, la cual es directamente parte integral del todo espiritual. El tema de esta energía espiritual que manifiestan los seres vivientes, es indudablemente muy complicado para un hombre ordinario, que por lo tanto queda asombrado con el tema. Algunas veces lo comprende parcialmente a través de los sentidos imperfectos, y algunas veces no logra comprenderlo en absoluto. Lo mejor, por lo tanto, es escuchar a la autoridad más elevada, Śrī Kṛṣṇa, o a Su devoto que Lo representa en la cadena de sucesión discipular.

Este movimiento de conciencia de Kṛṣṇa tiene como propósito comprender a Dios. El maestro espiritual es el representante de Kṛṣṇa que ayuda externamente, y Kṛṣṇa, como la Superalma, ayuda internamente. La entidad viviente puede aprovechar esa guía, y hacer de su vida un éxito. Pedimos que todos lean la literatura autoritativa con el objeto de comprender este movimiento. Hemos publicado el Bhagavad-gītā tal como es, Las enseñanzas del Señor Caitanya, el Śrīmad-Bhāgavatam, Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios y el Néctar de la devoción. También estamos publicando cada dos meses nuestra revista De vuelta al Supremo, en muchos idiomas. Nuestra misión es salvar a la sociedad humana del peligro de encarnar de nuevo en el ciclo de nacimiento y muerte.

Todos deben intentar ir a Kṛṣṇa. Hemos publicado un artículo en nuestra revista De vuelta al Supremo titulado: “Más allá del universo”. Este artículo describe un lugar más allá de este universo, descrito de acuerdo con el conocimiento que se encuentra en el Bhagavad-gītā. el Bhagavad-gītā es un libro muy popular, y hay muchas ediciones de él publicadas en los Estados Unidos, y también muchas traídas de la India. Sin embargo, desafortunadamente, muchos pícaros han venido al Occidente a predicar el Bhagavad-gītā. Se les ha designado como pícaros debido a que son fanfarrones que no dan verdadera información. Sin embargo, en nuestra Bhagavad-gītā tal como es, la naturaleza espiritual se describe en forma autoritativa.

Esta manifestación cósmica se denomina “naturaleza”, pero hay otra naturaleza que es superior. La manifestación cósmica es la naturaleza inferior, pero más allá de esta naturaleza, que está manifestada y luego no manifestada, hay otra naturaleza que se denomina sanātana, eterna. Es fácil comprender que todo lo que se manifiesta aquí es temporal. El ejemplo obvio es nuestro cuerpo. Si uno tiene treinta años de edad, hace treinta años su cuerpo no estaba manifiesto, y en otros cincuenta años de nuevo estará no-manifiesto. Esa es una ley real de la naturaleza. Se manifiesta y luego es aniquilado, así como las olas del océano surgen frecuentemente, y luego desaparecen. Sin embargo, al materialista simplemente le interesa esta vida mortal, la cual puede acabarse en cualquier momento. Más aún, así como este cuerpo ha de morir, de la misma manera el universo entero, este gigantesco cuerpo material, será aniquilado, y bien sea que seamos afortunados o desafortunados, aunque nos encontremos en este o en otro planeta, todo se acabará. Entonces, ¿por qué perdemos nuestro tiempo tratando de ir a un planeta donde todo acabará? Debemos tratar de ir a Kṛṣṇaloka. Esto es ciencia espiritual; debemos tratar de comprenderla, y, después de comprenderla nosotros mismos, debemos predicar este mensaje a todo el mundo. Todo el mundo se halla en la oscuridad. Aunque la gente no tiene ningún conocimiento, está muy orgullosa. Pero ir a la Luna después de diez años de esfuerzo y tomar una roca y regresar, no es adelanto en el conocimiento. Los viajeros del espacio están muy orgullosos: “¡Oh!, la he tocado”. Pero, ¿qué han ganado con ello? Incluso si pudiéramos vivir allí, no sería por mucho tiempo. Al final, todo será destruido.

Traten de encontrar ese planeta del cual uno nunca volverá, donde hay vida eterna, y donde uno puede bailar con Kṛṣṇa. Este es el significado del proceso de conciencia de Kṛṣṇa. Tomen este movimiento en serio, porque el cultivo de conciencia de Kṛṣṇa le da a uno la oportunidad de alcanzar a Kṛṣṇa, y de bailar con Él eternamente. De la literatura védica, concluimos que este mundo material es una manifestación de sólo una cuarta parte de toda la creación de Dios. Las tres cuartas partes restantes de la creación de Dios, constituyen el mundo espiritual. Eso lo encontramos en el Bhagavad-gītā. Kṛṣṇa dice: “Este mundo material no es sino una pequeña parte del todo”. Si miramos hacia el cielo hasta donde podamos ver, nuestra visión estará aún confinada dentro de solamente un universo, y hay un ilimitado número de universos amontonados dentro de lo que se denomina mundo material. Más allá de racimos de cantidades ilimitadas de universos, está el cielo espiritual, el cual también se menciona en el Bhagavad-gītā, donde el Señor dice que más allá del mundo material hay otra naturaleza, la cual es eterna; no hay historia de su comienzo, y no tiene final. “Eterno” se refiere a aquello que no tiene final y que no tiene comienzo. La religión védica se denomina, por lo tanto, eterna, porque nadie puede determinar su comienzo. La religión cristiana tiene una historia de dos mil años, y la religión musulmana también tiene una historia; pero si uno trata de determinar el comienzo de la religión védica, no encontraría su comienzo histórico. Por lo tanto, se la denomina religión eterna.

Podemos decir con propiedad, que Dios creó este mundo material, y esto indica que Dios existió antes de la creación. Esta misma palabra “creó” sugiere la idea de que antes de la creación de la manifestación cósmica, el Señor existía. Por lo tanto, Dios no está subordinado a la creación. Si Dios estuviera bajo el control de la creación, ¿cómo podría crear? Él entonces hubiera sido, en cambio, uno de los objetos de esta creación material. Pero Dios no está sujeto a la creación; Él es el creador, y por lo tanto es eterno.

Hay un cielo espiritual en el que hay innumerables planetas espirituales e innumerables entidades vivientes espirituales, pero quienes no son aptos para vivir en ese mundo espiritual, son enviados a este mundo material. Hemos aceptado voluntariamente este cuerpo material, pero en verdad somos almas espirituales que no deberíamos haberlo aceptado. No se puede determinar cuándo y cómo lo aceptamos. Nadie puede averiguar mediante la historia cuándo el alma condicionada por primera vez aceptó el cuerpo material. Hay 8.400.000 formas de entidades vivientes; 900.000 especies de entidades vivientes están dentro del agua, y 2.000.000 de especies de vida se encuentran entre las plantas y los vegetales. Desdichadamente, este conocimiento védico no es impartido por ninguna universidad. Pero éstos son los hechos. Que el botánico y el antropólogo investiguen la conclusión védica. La teoría de Darwin de la evolución de la materia orgánica es, por supuesto, muy prominente en las instituciones que imparten conocimiento. Pero el Bhāgavata Purāṇa y otras Escrituras autoritativas de magnitud científica, describen cómo las entidades vivientes que se encuentran en diferentes formas de cuerpos, evolucionan un tras otra. No es una idea nueva. Pero lo educadores están dando importancia solamente a la teoría de Darwin, aunque en la literatura védica tenemos inmensa información de las condiciones de vida de este mundo material.

Nosotros tan sólo somos una porción fraccionaria de todas las entidades vivientes de los muchos universos del mundo material. Aquellas que se hallan en el mundo material y en un cuerpo material, están condenadas. Por ejemplo, la población que está en prisión ha sido condenada por el gobierno, pero constituye tan sólo una parte insignificante de toda la población. No es que toda la población va a la prisión. Algunos, que son desobedientes, son confinados a la prisión. En forma similar, las almas condicionadas que se hallan dentro de este mundo material son tan sólo una parte insignificante de todas las entidades vivientes de la creación de Dios, y debido a que han desobedecido a Dios —no siguieron la orden de Kṛṣṇa— han sido puestas en este mundo material. Si uno es sensato e inquisitivo, debe tratar de comprender: “¿Por qué he sido puesto en esta vida condicionada? Yo no deseo sufrir”.

Hay tres tipos de sufrimiento, entre ellos, aquellos que pertenecen al cuerpo y a la mente. En Hawai, frente a mi casa, un hombre tenía unos animales y unas aves con el propósito de llevarlos al matadero. Les di este ejemplo a mis estudiantes: “Estos animales están quietos aquí, y si usted les dice: ‘Oh, mis queridos animales, ¿por qué están quietos aquí? ¡Huyan! Ustedes están destinados al matadero’, ellos no pueden irse. Ellos no tienen ninguna inteligencia”.

Sufrir sin conocimiento, sin remedio constituye la vida animal. Quien no puede comprender que está sufriendo, y cree que está bien acomodado, posee conciencia animal, no humana. El ser humano debe estar consciente de que padece las tres clases de sufrimientos de este planeta. Uno debe saber que está sufriendo al nacer, sufriendo al morir, sufriendo en la vejez y sufriendo con las enfermedades, y uno debe preguntarse qué debe hacer para evitar el sufrimiento. Eso es verdadero trabajo de investigación.

Hemos sufrido desde nuestro mismo nacimiento. Como bebé, el ser humano está colocado apretadamente en el abdomen de la madre, en una bolsa cerrada herméticamente, durante nueve meses. Él no puede ni siquiera moverse, hay insectos que lo pican, y no puede protestar. Después de que el niño sale, el sufrimiento continúa. La madre indudablemente lo cuida mucho, pero aun así el niño llora debido a lo que está sufriendo. Hay insectos que lo pican o dolores en su estómago; el niño llora, y la madre no sabe cómo apaciguarlo. Su sufrimiento comienza en el vientre de su madre. Luego, después de su nacimiento, mientras crece, hay más sufrimiento. Él no quiere estudiar, pero el maestro lo obliga a hacerlo. Él no quiere estudiar, pero el maestro le da muchas tareas. Si analizamos nuestra vida, observaremos que está llena de sufrimientos. ¿Por qué entonces venimos a aquí? Las almas condicionadas no son muy inteligentes. Debemos preguntar: “¿Por qué estoy sufriendo?”. Su hay algún remedio, debemos aprovecharnos de él.

Estamos conectados eternamente con el Señor Supremo, pero de una u otra manera nos hallamos ahora contaminados por lo material. Por lo tanto, debemos adoptar un proceso para regresar de nuevo al mundo espiritual. Este proceso vinculador se denomina yoga. La verdadera traducción de la palabra yoga es “más”. En la actualidad, nos encontramos en una situación menos Dios, o menos el Supremo. Pero cuando nos hagamos más —o nos conectemos— entonces nuestra forma humana de vida se volverá perfecta. Durante nuestra vida tenemos que practicar el acercarnos a ese punto de perfección, y en el momento de la muerte, cuando dejemos este cuerpo material, esa perfección tiene que ser lograda. En el momento de la muerte, uno debe estar preparado. Por ejemplo, los estudiantes se preparan de dos a cinco años en la universidad, y la prueba final de su educación es el examen. Si ellos pasan el examen, obtienen el título. En forma similar, en la materia de la vida, si nos preparamos para el examen del momento de la muerte y lo pasamos, entonces somos trasladados al mundo espiritual. Todo se examina en el momento de la muerte.

Hay un proverbio bengalí muy común que dice que cualquier cosa que uno haga para lograr la perfección, será examinada en el momento de la muerte. el Bhagavad-gītā describe lo que debemos hacer en el momento de nuestra muerte, cuando estamos dejando este cuerpo presente. Para el dhyāna-yogī (el meditador), Śrī Kṛṣṇa recita los siguientes versos:

yad akṣaraṁ veda-vido vadanti
viŚanti yad yatayo vīta-rāgāḥ
yad icchanto brahmacaryaṁ caranti
tat te padaṁ saṅgraheṇa pravakṣye
sarva-dvārāṇi saṁyamya
mano hṛdi nirudhya ca
mūrdhny ādhāyātmanaḥ prāṇam
āsthito yoga-dhāraṇām

Las personas que están versadas en los Vedas, que profieren el oṁkāra y que son grandes sabios de la orden de renuncia, entran en el Brahman. Al desear esa perfección, uno practica celibato. Ahora te explicaré brevemente ese proceso, mediante el cual se puede lograr la salvación. La situación yóguica es la de estar desapegado de todas las ocupaciones de los sentidos. Cerrando todas las puertas de los sentidos y fijando la mente en el corazón y el aire vital en la parte superior de la cabeza, uno se establece en el yoga. (Bg. 8.11–12)

En el sistema yóguico este proceso se denomina pratyāhāra, lo cual significa , en lenguaje técnico, “lo opuesto”. Ahora los ojos están ocupados en ver la belleza mundana, así que uno tiene que retraerlos del disfrute de esa belleza y concentrarse en ver la belleza interna. Eso se denomina pratyāhāra. En forma similar, uno tiene que escuchar el sonido oṁkāra desde el interior.

oṁ ity ekākṣaraṁ brahma
vyāharan mām anusmaran
yaḥ prayāti tyajan dehaṁ
sa yāti paramāṁ gatim

Si después de situarse en esa práctica del yoga y de proferir la sagrada sílaba oṁ, la suprema combinación de letras, uno piensa en la Suprema Personalidad de Dios y abandona su cuerpo, es seguro que llegará a los planetas espirituales. (Bg. 8.13)

De esta manera, se tienen que detener todas las actividades externas de los sentidos, y la mente debe concentrarse en viṣṇu-mūrti, la forma del Señor Viṣṇu. Ésa es la perfección del yoga. La mente es muy turbulenta, así que tiene que ser fijada en el corazón. Cuando la mente se encuentra fija en el corazón, y el aire vital se traslada a la parte superior de la cabeza, uno puede lograr la perfección del yoga.

Luego, el yogī perfecto determina dónde va a ir. Existen innumerables planetas materiales, y más allá de esos planetas está el mundo espiritual. Los yogīs obtienen esa información de las Escrituras védicas. Por ejemplo, antes de que yo viniera a Estados Unidos, leí descripciones acerca de este país en los libros. En forma similar, se puede encontrar una descripción de los planetas superiores y del mundo espiritual en las Escrituras védicas. El yogī lo sabe todo; él puede trasladarse a cualquier planeta que desee. Él no necesita la ayuda de una nave espacial.

Los científicos materialistas han estado intentando por muchos años, y ellos continuarán intentando por cien o mil años más, pero nunca alcanzarán ningún planeta. Quizás mediante el proceso científico uno o dos hombres puedan llegar a algún planeta, pero ése no es el proceso general. El proceso generalmente aceptado para trasladarse a otros planetas, es la práctica del sistema de yoga o el sistema de jñāna. El sistema de bhakti, sin embargo, no tiene como propósito el traslado a ningún planeta material. Quienes se ocupan en el servicio devocional a Kṛṣṇa, o al Señor Supremo, no están interesados en ninguno de los planetas de este mundo material, porque saben que no importa a qué planeta uno se eleve, en todas partes encontrará, no obstante, los cuatro principios de la existencia material. En algunos planetas, la duración de la vida es mucho más larga que en esta Tierra, pero la muerte existe. Sin embargo, quienes son conscientes de Kṛṣṇa, trascienden esta vida material de nacimiento, muerte, enfermedad y vejez.

Vida espiritual significa la liberación de estas molestias y sufrimientos. Por lo tanto, quienes son inteligentes no tratan de elevarse a ningún planeta de este mundo material. Los hombres están tratando de llegar a la Luna, y aunque es muy difícil lograr entrar a ese planeta, si lo logramos, la duración de nuestra vida aumentará. Por supuesto, eso no se aplica a la vida en este cuerpo. Si entráramos a la Luna con este cuerpo, la muerte instantánea sería segura.

Cuando uno entra a un sistema planetario, debe tener un cuerpo apropiado para ese planeta. Cada planeta está habitado por entidades vivientes con cuerpos apropiados para ese planeta. Por ejemplo, podemos entrar en el agua con este cuerpo, pero no podemos vivir allí. Podemos quedarnos allí quince o dieciséis horas, o quizás veinticuatro horas, pero no más. Sin embargo, los animales acuáticos tienen cuerpos particulares apropiados para vivir toda su vida en el agua. En forma similar, si uno saca a un pez fuera del agua y lo pone en la tierra, morirá instantáneamente. Así como entendemos que incluso en este planeta hay distintos tipos de cuerpos para vivir en ciertos lugares específicos, así, en forma similar, si queremos entrar en otro planeta, tenemos que prepararnos para obtener un cuerpo apropiado.

Si uno se traslada, y su alma trasmigra a la Luna mediante este proceso yóguico, obtiene una larga duración de vida. En los planetas superiores, seis de nuestros meses constituyen un día. Así pues, allí los seres viven diez mil años. Esa es la descripción que se encuentra en la literatura védica. Así que, indudablemente, uno puede obtener una duración de la vida muy larga, pero aun así existe la muerte. Después de diez mil o veinte mil años, o incluso después de millones de años (no importa), llega la muerte.

En realidad, no estamos sujetos a la muerte. Eso se afirma en el Bhagavad-gītā (2.20): na hanyate hanyāmane śarīre. Somos almas espirituales y por lo tanto, somos eternos. ¿Por qué entonces hemos de someternos a la muerte y al nacimiento? Es inteligente pensar de esta manera. Quienes son conscientes de Kṛṣṇa son muy inteligentes, porque no están interesados en ser promovidos a ningún planeta donde hay muerte, a pesar de que allí exista una larga duración de la vida. Más bien, ellos quieren obtener un cuerpo como el de Dios. Īśvaraḥ paramaḥ Kṛṣṇaḥ sac-cid-ānanda-vigrahaḥ (Brahmā-saṁhitā 5.1) El cuerpo de Dios es sac-cid-ānanda. Sat significa “eterno”, y cit significa “pleno de conocimiento”. ānanda significa “pleno de placer”.

Como se señala en nuestro folleto Kṛṣṇa, la fuente del placer, si nos trasladamos al mundo espiritual, al planeta de Kṛṣṇa o a cualquier otro planeta espiritual, obtendremos entonces un cuerpo similar al de Dios: sac-cid-ānanda: eterno, lleno de conocimiento y lleno de dicha. Así que, quienes tratan de ser conscientes de Kṛṣṇa, tienen en la vida una finalidad diferente de quienes tratan de promoverse a mejores planetas de este mundo material. El Señor Kṛṣṇa dice: mūrdhny ādhāyātmanaḥ prāṇam āsthito yoga-dhāraṇām: “La perfección del yoga es trasladarse al mundo espiritual.” (Bg. 8.12)

El alma espiritual es una diminuta partícula dentro del cuerpo. No podemos verla. Uno practica el sistema de yoga para elevar al alma hasta la parte más alta de la cabeza. Esta práctica se lleva a cabo mientras uno vive, y la perfección se alcanza cuando uno puede situarse en la parte superior de la cabeza, y luego forzar su salida. Luego uno puede trasladarse a cualquiera de los planetas superiores que desee. Esto constituye la perfección para el yogī.

Si el yogī siente curiosidad de ver la Luna, él puede decir: “¡Ah!, voy a ver cómo es la Luna. Luego me trasladaré a planetas más elevados”, tal como los viajeros van a Europa, California, Canadá, y otros países de la Tierra. Uno puede trasladarse a muchos planetas mediante este sistema de yoga, pero donde sea que vaya, encontrará sistemas de visa y aduana. Para ir a otros planetas, uno debe estar cualificado.

Las personas conscientes de Kṛṣṇa no están interesadas en ningún planeta temporal, incluso si éste les ofrece una larga duración de vida. Si el yogī en el momento de la muerte puede pronunciar oṁ, la forma concisa de la vibración trascendental, y al mismo tiempo, mām anusmaran, recordar a Kṛṣṇa, Viṣṇu, logrará la perfección. El propósito de todo el sistema de yoga es concentrar la mente en Viṣṇu. Los impersonalistas imaginan que ven la forma de Viṣṇu, o del Señor, pero los personalistas no lo imaginan: ellos en verdad ven la forma del Señor Supremo. En todo caso, bien sea que uno concentre su mente mediante la imaginación o que uno realmente vea, uno tiene que concentrar su mente en la forma de Viṣṇu. Mām significa “al Señor Supremo, Viṣṇu”. Todo aquel que al abandonar su cuerpo concentra su mente en Viṣṇu, entra en el reino espiritual después de abandonar este cuerpo. Quienes son verdaderos yogīs no desean entrar en ningún otro planeta, porque saben que en los planetas temporales la vida es temporal, y por lo tanto no están interesados. Eso es inteligencia.

Quienes están satisfechos con la felicidad temporal, con la vida temporal y con las facilidades temporales, nos son inteligentes según el Bhagavad-gītā (7.23): antavat tu phalaṁ teṣāṁ tad bhavaty alpa-medhasām: “Aquel cuya sustancia cerebral es muy escasa está interesado en las cosas temporales”. Eso es lo que indica el Śrīmad Bhagavad-gītā. Yo soy eterno, así que, ¿por qué he de estar interesado en cosas que no son permanentes? ¿Quién quiere tener una existencia que no sea permanente? Nadie la quiere. Si vivimos en un departamento y el propietario nos pide que lo desocupemos, lo lamentamos; pero no lo lamentaríamos si nos mudáramos a un departamento mejor. Así pues, éstas son nuestras inclinaciones. No deseamos morir debido a que somos eternos.

La atmósfera material nos está robando nuestra eternidad. El Śrīmad-Bhāgavatam dice: “La duración de nuestra vida está siendo disminuida por el Sol, comenzando desde que sale hasta el momento en que se pone”. Diariamente la duración de nuestras vidas se reduce. Si el Sol sale a las cinco y treinta de la mañana, a las cinco y treinta de la tarde ya han sido quitadas doce horas de la duración de nuestras vidas. Ese tiempo nunca nos será devuelto. Si le decimos a cualquier científico: “Le daré doce millones de dólares. Por favor, devuélvame esas doce horas”, él responderá: “No, no es posible”. El científico no puede hacerlo. Por lo tanto, el Bhāgavatam dice que de sol a sol, la duración de nuestras vidas está siendo disminuida.

El tiempo se denomina kāla: pasado, presente y futuro. Lo que ahora es el presente, mañana será el pasado, y lo que ahora es el futuro, mañana será el presente. Pero este pasado, presente y futuro, son el pasado, presente y futuro del cuerpo. No pertenecemos a la categoría del pasado, presente y futuro. Pertenecemos a la categoría de lo eterno. Por lo tanto, uno debe preocuparse de cómo lograr o cómo ser elevado a la plataforma de la eternidad. La conciencia desarrollada del ser humano debe utilizarse no en las propensiones animales de comer, dormir, aparearse y defenderse, sino en descubrir el valioso sendero que lo ayudará a uno a obtener esa vida de eternidad. Se dice que el Sol está reduciendo la duración de nuestra vida: cada minuto, cada hora, cada día. Pero si nos ocupamos en los temas de uttama-śloka, los temas del Señor, ese tiempo no puede ser quitado. El tiempo que uno consagra en un templo de conciencia de Kṛṣṇa, no puede ser quitado. Queda a nuestro favor; es un “más”, no un “menos”. Se puede reducir la duración de la vida en lo que concierne al cuerpo; por más que uno trate de mantenerlo intacto, nadie puede lograrlo. Pero el Sol no puede llevarse la educación espiritual que recibimos en el proceso de conciencia de Kṛṣṇa. Ésta se convierte en un patrimonio estable.

Cantar Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare/ Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare, es algo muy sencillo. El tiempo que se pasa cantando no puede ser quitado, como ocurre con el tiempo que le pertenece al cuerpo. Hace cincuenta años, yo era un joven, pero ese tiempo ha sido llevado y no puede ser devuelto. Sin embargo, el conocimiento espiritual que recibí de mi maestro espiritual no puede ser quitado, sino que vendrá conmigo. Incluso después de que yo deje este cuerpo, se irá conmigo; y si es perfecto en esta vida, entonces me llevará a la morada eterna.

Tanto los mundos materiales como los espirituales le pertenecen a Kṛṣṇa. Nosotros no somos propietarios de nada. Todo es propiedad del Señor Supremo, así como todo lo que se halla en el Estado le pertenece al gobierno, ya sea en la prisión o fuera de ella. La vida condicionada es como la vida en una prisión de este mundo material. Un prisionero no puede mudarse de una celda a otra libremente. En la vida libre uno puede ir de una casa a la otra, pero en la vida de prisión uno no puede hacer eso, sino que debe quedarse en su celda. Todos estos planetas son como celdas. Estamos intentando ir a la Luna, pero no es práctico hacerlo por medios mecánicos. Ya sea que seamos americanos, hindúes, chinos o rusos, se nos ha dado este planeta para vivir en él. No podemos irnos —aunque haya millones y billones de planetas, y aunque tenemos máquinas mediante las cuales podemos salir— porque estamos condicionados por las leyes de la naturaleza, las leyes de Dios. Un hombre que es puesto en cierta celda no puede cambiarse a voluntad sin el permiso de la autoridad. Kṛṣṇa dice en el Bhagavad-gītā que uno no puede tratar de cambiarse de una celda a la otra. Eso no hará a nadie feliz. Si un prisionero piensa: “Ahora me encuentro en esta celda. Voy a pedirle al carcelero que me cambie de celda, y así seré feliz”, eso es una idea errada. Uno no puede ser feliz mientras esté dentro de la prisión. Estamos tratando de ser felices cambiando de celdas: del capitalismo al comunismo. La meta debe ser liberarse de este “ismo” y de aquel “ismo”. Uno tiene que cambiar completamente este “ismo” del materialismo; entonces podrá volverse feliz. Ése es el programa del cultivo de conciencia de Kṛṣṇa.

Estamos tomado consejo de la Persona Suprema. Él dice: “Mi querido Arjuna, puede que seas ascendido al sistema planetario más elevado, el cual se denomina Brahmaloka, y el cual es deseado porque la vida allá es muy larga”. No podemos calcular la duración ni siquiera de la mitad de un día de allá. Está más allá de nuestros cálculos matemáticos. Pero incluso en Brahmaloka existe la muerte. Por lo tanto, Kṛṣṇa dice: “No pierda su tiempo tratando de elevarse o de trasladarse de este planeta a aquel planeta”.

La gente que he visto en Norteamérica es muy inquieta. Ellos van de un departamento a otro departamento o de un país a otro país. Esa inquietud existe debido a que estamos buscando nuestro verdadero hogar. Ir de este lugar a aquel otro no nos dará la vida eterna. La vida eterna está en Kṛṣṇa. Por lo tanto, Kṛṣṇa dice: “Todo Me pertenece, y tengo la morada superexcelente, la cual se denomina Goloka Vṛndāvana”. Si uno quiere ir allá, debe simplemente volverse consciente de Kṛṣṇa, y tratar de comprender cómo Kṛṣṇa aparece y desaparece, cuál es Su posición constitucional, cuál es nuestra relación con Él, y cómo hemos de vivir. Simplemente trate de comprender estas ideas en forma científica. Todo es científico en este proceso de conciencia de Kṛṣṇa. No es falso, no es caprichoso, sentimental, fanático ni imaginario. Es verdad, es un hecho, es una realidad. Uno debe comprender a Kṛṣṇa en verdad.

Tenemos que dejar este cuerpo, voluntaria o involuntariamente. Llegará el día en que tendremos que rendirnos a las leyes de la naturaleza y abandonar este cuerpo. Incluso el presidente Kennedy en su procesión tuvo que rendirse a las leyes de la naturaleza, y cambiar su cuerpo por otro. Él no pudo decir: “Oh, yo soy el presidente; soy el Señor Kennedy. No puedo hacer eso”. Se le forzó a hacerlo. Ésa es la forma en que actúa la naturaleza.

El propósito de nuestra conciencia humana desarrollada es comprender cómo es que actúa la naturaleza. Además de la conciencia humana existe la conciencia en los perros, gatos, gusanos, árboles, pájaros, otros animales y todas las otras especies. Pero no es nuestra finalidad vivir con esa conciencia. El Śrīmad-Bhāgavatam dice que después de muchos, muchos nacimientos hemos obtenido el cuerpo de forma humana. Ahora no debemos hacer un mal uso de él. Por favor, utilicen esta vida humana para desarrollar conciencia de Kṛṣṇa y ser felices.

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