Dharma, El camino de la trascendencia
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dharmaḥ svanuṣṭhitaḥ puṁsāṁ
viṣvaksena-kathāsu yaḥ
notpādayed yadi ratiṁ
śrama eva hi kevalam

«Las actividades ocupacionales que un hombre realiza conforme a su propia posición, son solo una labor inútil si no provocan atracción por el mensaje de la Personalidad de Dios».
Śrīmad-Bhāgavatam 1.2.8

Existen diferentes actividades ocupacionales, en términos de los diferentes conceptos de la vida por parte del hombre. Para el materialista burdo, que no puede ver nada más allá del cuerpo material burdo, no hay nada más allá de los sentidos. Por consiguiente, sus actividades ocupacionales se limitan al egoísmo concentrado y extendido. El egoísmo concentrado se centra en el cuerpo personal, esto se observa por lo general entre los animales inferiores. El egoísmo extendido, se manifiesta en la sociedad humana y se centra en la familia, la sociedad, la comunidad, la nación y el mundo, con miras a la comodidad del cuerpo burdo. Por encima de estos materialistas burdos, están los especuladores mentales, que fluctúan aislados en las esferas mentales, y sus deberes ocupacionales involucran el hacer poesía y filosofía o en propagar algún ismo con la misma finalidad de egoísmo limitada al cuerpo y a la mente. Pero por sobre el cuerpo y la mente, se halla el alma espiritual dormida, cuya ausencia del cuerpo torna todo el espectro de egoísmo mental y corporal completamente nulo y vacuo. Empero, las personas menos inteligentes, no tienen información de las necesidades del alma espiritual.

Dado que las personas necias no tienen ninguna información del alma y cómo está más allá del alcance del cuerpo y la mente, no se satisfacen en la ejecución de sus deberes ocupacionales. Aquí se alza la cuestión de la satisfacción del ser. El ser está allende el cuerpo burdo y la mente sutil. Es el principio activo potente del cuerpo y de la mente. Sin conocer las necesidades del alma dormida, no se puede ser feliz simplemente con el provecho del cuerpo y la mente, quienes no son sino coberturas externas del alma espiritual. Las necesidades del alma espiritual deben ser cumplimentadas. Simplemente por limpiar la jaula del pájaro, no se satisface al pájaro. Hay que conocer realmente las necesidades del propio pájaro.

La necesidad del alma espiritual reside en que desea salir de la esfera limitada del cautiverio material y cumplir su deseo de libertad total. Quiere salir de los muros cubiertos del gran universo. Quiere ver la luz libre y el espíritu. Esa libertad completa se logra cuando se conoce al espíritu completo, la Personalidad de Dios. Dentro de todos existe un afecto latente por Dios; la existencia espiritual se manifiesta a través del cuerpo burdo y la mente, en la forma de afecto pervertido por la materia burda y sutil. Por consiguiente, tenemos que ocuparnos en empleos ocupacionales que evoquen nuestra conciencia divina. Esto solo es posible oyendo y cantando las actividades divinas del Señor Supremo, y toda actividad ocupacional que no nos ayude a obtener apego por oír y cantar el mensaje trascendental de Dios, se refiere aquí es una simple pérdida de tiempo. Esto se debe a que los otros deberes ocupacionales (a cualesquiera ismo pertenezcan) no pueden brindar al alma la liberación. Hasta las actividades de los salvacionistas se consideran inútiles debido a su falla en captar la fuente principal de todas las libertades. El materialista burdo observa en la práctica que su ganancia material está limitada solo al tiempo y al espacio, ya sea en este o en otro mundo. Aunque se eleve hasta Svargaloka * no hallará ninguna morada permanente para su alma anhelante. El alma anhelante debe ser satisfecha con el proceso científico perfecto del servicio devocional perfecto.

Como ya hemos explicado, el verdadero dharma o religión para todos, es prestar servicio devocional a Dios. Las personas han fabricado muchas religiones conforme a sus diferentes circunstancias y países, pero la esencia es el servicio a Dios. Supongamos que alguien dice, “Yo ejecuto a la perfección las ceremonias rituales descritas en mi Escritura y sigo los preceptos de mi religión”. Eso es muy bueno. ¿Pero con qué resultado? Ya sea que se esté siguiendo la Biblia, los Vedas o el Corán, el resultado debe ser que la persona aumente su afán por oír acerca de Dios. Pero si tú crees que Dios no tiene forma, que la verdad última es impersonal, ¿qué es lo que habrás de oír? ¿ Simplemente “Dios es amorfo”, “Dios es amorfo”, “Dios es amorfo”? ¿Cuánto tiempo podrás continuar así? Si Dios fuera amorfo, no tendría sentido oír acerca de El, porque El no tendría actividades.

Pero Dios no es amorfo. El es una persona y por consiguiente El tiene Su forma y actividades. Si Dios no tuviera actividades, ¿porqué diría en el Bhagavad-gitã (4.9),

anma karma ca me divyam evaṁ yo vetti tattvataḥ
tyaktvā dehaṁ punar janma naiti mām eti so 'rjuna

«Oh, Arjuna quien conoce la naturaleza trascendental de Mi aparición y actividades, no vuelve, al dejar este cuerpo, a tomar nuevamente nacimiento en este mundo material, sino que alcanza Mi morada eterna».

Aquí Kṛṣṇa dice que El toma nacimiento (janma) pero este “nacimiento” es simplemente como la salida del Sol. En realidad, ni Dios ni la entidad viviente toman nacimiento. En el Bhagavad-gītā (2.20) Kṛṣṇa dice: na jãyate mriyate vã kadãcit: las entidades vivientes ni nacen ni mueren, en ningún momento. Luego, ¿qué es el nacimiento y la muerte? Para las entidades vivientes, nacimiento y muerte son simplemente cambios del cuerpo, del cuerpo burdo, pero no del cuerpo sutil de mente, inteligencia y ego.

Todas las noches “morimos”. El cuerpo burdo permanece inactivo en la cama, y el cuerpo sutil nos lleva a la tierra de los sueños. Quizás soñemos que hemos ido con algún amigo y estamos hablando con él, o que estamos trabajando de un modo diferente de lo que hacemos cuando estamos despiertos. La experiencia diaria prueba que tenemos dos clases de cuerpos: el cuerpo burdo, de carne y sangre, y el cuerpo sutil, de mente, inteligencia y ego. No podemos ver el cuerpo sutil, pero existe, como todo el mundo sabe. Entonces, cuando ocurre la muerte, dejamos este “sobretodo” del cuerpo burdo y somos llevados por el cuerpo sutil a otro “sobretodo”.

Dado que no podemos ver el cuerpo sutil o el alma, no podemos ver cómo el alma transmigra de un cuerpo burdo a otro, mientras el cuerpo sutil permanece intacto. Cuando uno es liberado, sin embargo, es liberado incluso del cuerpo sutil y es promovido al reino espiritual, en un cuerpo espiritual. Por lo tanto, mientras se vive en el cuerpo burdo, tenemos que educar a nuestro cuerpo sutil de un modo tal que se espiritualice por completo.

Esa educación es el proceso de conciencia de Kṛṣṇa. Si nuestra mente está siempre pensando en Kṛṣṇa, y si trabajamos con diligencia para Kṛṣṇa, luego nuestra mente e inteligencia se espiritualizarán y naturalmente nuestro ego, nuestro sentido de “Yo soy”, también se espiritualizará. Actualmente estamos pensando: “Yo soy americano”, “Yo soy indio”, “Yo soy blanco”, “Yo soy negro”, etc. Este “Yo soy” tiene que ser cambiado. Simplemente hay que pensar: “ Yo soy un sirviente eterno de Kṛṣṇa”.

Si se educan de ese modo, transfiriendo las actividades de su cuerpo sutil de la materia al espíritu, luego en el momento de la muerte abandonarán su cuerpo sutil junto con su cuerpo burdo e irán de vuelta al hogar, de vuelta con Dios, en su cuerpo espiritual. Este proceso se enseña en el movimiento de conciencia de Kṛṣṇa. En el momento de la muerte, abandonamos automáticamente el cuerpo burdo. Ahora debemos aprender la forma de abandonar el cuerpo sutil también. Para eso, hay que desarrollar prema, amor por Dios.

El primer paso para desarrollar amor por Dios, es adquirir cierto sraddhã, fé o respeto. Por ejemplo, cuando alguien viene a uno de nuestros Centros de conciencia de Kṛṣṇa para oír acerca de Dios, esa es una señal de respeto por la glorificación de Dios. La persona sabe que oirá sobre Dios, porque nuestra única función es hablar de Dios; en nuestros centros no hablamos de política o de sociología o de ninguna otra cosa que no sea Kṛṣṇa. La discusión de estos temas subordinados quizás aparezca automáticamente, pero nuestro verdadero tema es hablar acerca de Dios. Y aquellos que hablan de Dios, son llamados personas santas o trascendentalistas.

Hay dos clases de personas en este mundo: los trascendentalistas y los materialistas. Los trascendentalistas, los que se interesan en la vida espiritual, hablan de Dios y la autorealización y los materialistas hablan de temas relativos al cuerpo, la política, la sociología, las actividades de bienestar social, etc. Una fuente principal de estos temas es el periódico, que está lleno de noticias de esto y lo otro, avisos, figuras de moda, etc. Las personas materialistas leen el diario, pero nosotros leemos el Srimad-Bhãgavatam. Esa es la diferencia. Nosotros leemos y ellos leen, pero el tema esencial es diferente. Como dijera Sukadeva Gosvãmi al Rey Pariksit (Srimad-Bhãgavatam 2.1.2)

śrotavyādīni rājendra nṛṇāṁ santi sahasraśaḥ
apaśyatām ātma-tattvaṁ gṛheṣu gṛha-medhinām

«Mi querido rey, hay centenares y miles de tópicos que son atendidos por las personas materialistas».

Tantísimas novelas, libros de supuesta filosofía, periódicos, revistas de cine. Todo eso es de gran interés para quienes son apasyatãm ãtma-tattvam [Śrīmad-Bhāgavatam 2.1.2], ciegos a la autorealización, y grhesu grha-medhinãm, simplemente interesados en mantener el cuerpo, la esposa, los hijos, la casa, etc. Dado que no poseen información del alma, ellos hablan del cuerpo, o a veces, sobre la mente. Un filósofo expone alguna teoría y otro filósofo expone alguna otra teoría, produciendo montones de literatura que es todo una estupidez porque es resultado de la especulación mental.

A menudo la especulación lleva al ateísmo. En el mundo siempre existen dos clases de hombres: los ateos y los teístas, o los asuras y los devas. Al respecto, hace miles de años atrás, existió una clase de ateos en la India. No se trata de que la clase atea sea de reciente desarrollo. Quizás haya aumentado su número, pero siempre han habido ateos. Por ejemplo, hace muchísimo tiempo, vivió un ateo llamado Cãrvãka Muni (era conocido como muni, como “pensador” porque era un especulador mental). Entonces, este Cãrvãka Muni presentó su filosofía atea de la siguiente manera:

ṛṇaṁ kṛtvā ghṛtaṁ pibet yāvaj jīvet sukhaṁ jīvet
bhasmī-bhūtasya dehasya kutaḥ punar āgamano bhavet

La teoría de Cãrvãka era que en tanto se viviera, había que comer tanto ghi como fuera posible. En la India el ghi (mantequilla clarificada), es un ingrediente esencial para preparar muchas variedades de comidas deliciosas. Dado que todos quieren disfrutar de la buena comida, Cãrvãka Muni aconsejó que se debía comer tanto ghi como fuera posible. Si tú dices: “Yo no tengo dinero. ¿Cómo he de comprar el ghi?” Cãrvãka Muni responde: “Entonces mendiga, pide prestado o roba, pero consigue ghi de un modo u otro y disfruta de la vida”. Y si tú sigues objetando que te pedirán cuentas de tales actividades pecaminosas, él responde: “No te será tomado en cuenta. En cuanto tu cuerpo sea reducido a cenizas, después de la muerte, todo se termina. Entonces, vive feliz, come bien, disfruta de tus sentidos y termina tu vida”. Eso es ateísmo, la filosofía de quienes son apasyatãm ãtma-tattvam [Śrīmad-Bhāgavatam 2.1.2], ciegos a la verdad del alma.

Si les informas a tales personas que el alma transmigra de un cuerpo a otro entre 8.400.000 especies de vida, a ellos no les preocupa. Aunque les informes que quien sigue la filosofía de Cãrvãka va a ser un árbol en su siguiente vida, ellos responderán francamente: “Oh, no importa; deja que disfrute. ¿Cuál es el problema si me vuelvo un árbol? Olvidaré esta vida”. La gente se ha vuelto tan necia que ha perdido la visión de su verdadero auto-interés. Son como niños. Supongamos que se le dice a un niño: “Si tú juegas siempre y no vas a la escuela, entonces tendrás que sufrir en el futuro, no tendrás posición en la sociedad”, quizás el niño responda: “ No me importa”, pero la certeza del sufrimiento está presente. Asimismo, cuando le informas a una persona moderna sobre la transmigración del alma y le explicas que sus actividades pecaminosas harán que se convierta en un animal, un ser acuático o un reptil en su próxima vida, ella replicará que no le importa o que no te cree. Eso no es muy inteligente, porque la transmigración es un hecho.

En cada etapa de la vida, uno tiene un pasado, un presente y un futuro. Un hombre joven puede recordar su niñez, vivir en el presente y planear su futuro como un hombre mayor. ¿Y porqué el anciano no habría de tener futuro? Debe haber un futuro, y ese futuro es conseguir otro cuerpo, ya sea un cuerpo de animal, de árbol, de semidiós o de asociado de Dios. Como declara Kṛṣṇa en el Bhagavad-gitã (9.27):

yānti deva-vratā devān pitṝn yānti pitṛ-vratāḥ
bhūtāni yānti bhūtejyā yānti mad-yājino 'pi mām

«Quienes adoran a los semidioses, nacerán entre los semidioses; quienes adoran a los ancestros, irán con los ancestros; aquellos que adoran a los fantasmas y espíritus, nacerán entre esos seres y quienes Me adoran, vivirán Conmigo».

Entonces, uno se prepara para su siguiente cuerpo según como actúe en este cuerpo. El objetivo final es conseguir un cuerpo en el reino de Dios. Esa es la perfección más elevada (samsiddhim paramam). ¿Porqué? Kṛṣṇa explica: mãm upetya punar janma duhkhãlayam asãsvatam nãpnuvanti [Bhagavad-gītā 8.15] “Si alguien viene a Mí, luego ya no obtiene más cuerpos materiales en el mundo material”. ¿Qué hay de malo en quedarse en el mundo material? Lo malo es que cada situación en este mundo es duhkhãlayam asãsvatam, llena de miserias y también temporal. Supongamos que tú eres americano. Quizás pienses: “ En América, hay bastante dinero, mucha tierra y recursos. Viviré para siempre como americano”. No. Podrás vivir en América quizás cien años, pero no se te permitirá vivir como americano para siempre. Hasta el Señor Brahmã, cuyo día dura millones de años, no tiene permitido quedarse para siempre en su posición. A la hormiga no se le permitirá, al gato no se le permitirá, al elefante no se le permitirá, al hombre no se le permitirá, al semidiós no se le permitirá vivir para siempre. El gran demonio Hiranyakasipu trató de vivir para siempre. Sobrellevó severas penitencias para volverse inmortal, pero fue imposible. Por supuesto, los científicos lunáticos prometen: “Por el progreso científico, nos volveremos inmortales”. Pero es imposible.

Por consiguiente, las personas inteligentes deben tratar de llegar a la última transmigración, que es regresar al hogar, de vuelta a Dios. Esa debe ser la meta de la vida. Desafortunadamente, la gente no lo sabe. Por lo tanto, nosotros estamos tratando de prestar nuestro humilde servicio a la sociedad humana, enseñando: “Estás intentando ser feliz de muchas maneras, pero en lugar de volverte feliz, te estás frustrando. Entonces, por favor adopta esta conciencia de Kṛṣṇa y serás realmente feliz”. Impartir este conocimiento es nuestra misión.

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