Dharma, El camino de la trascendencia
<< 16 Cuando el Sol Kṛṣṇa asoma en el corazón >>

bhidyate hṛdaya-granthiś chidyante sarva-saṁśayāḥ
kṣīyante cāsya karmāṇi dṛṣṭa evātmanīśvare

«Así pues, el nudo en el corazón es horadado y todas las dudas son cortadas en pedazos. La cadena de las acciones fruitivas se termina cuando se ve al Ser como amo».
Śrīmad-Bhāgavatam 1.2.21

Obtener conocimiento científico de la Personalidad de Dios significa ver simultáneamente al propio ser individual. En lo que respecta a la identidad del ser viviente como ser espiritual, hay cantidad de especulaciones y dudas. El materialista no cree en la existencia del ser espiritual y los filósofos empíricos creen en el rasgo impersonal del espíritu completo, sin la individualidad de los seres vivientes. Pero el trascendentalista afirma que el alma y la Superalma son dos identidades diferentes, cualitativamente una pero cuantitativamente diferentes. Hay muchas otras teorías, pero todas estas especulaciones diversas son de inmediato disipadas en cuanto Sri Kṛṣṇa es realmente comprendido, por el proceso de bhakti-yoga. Sri Kṛṣṇa es como el sol, y las especulaciones materialistas sobre la Verdad Absoluta, son como la oscuridad de medianoche. En cuanto el sol Kṛṣṇa asoma dentro de nuestro corazón, la oscuridad de las especulaciones materialistas sobre la Verdad Absoluta y los seres vivientes, es de inmediato disipada. En presencia del sol, la oscuridad no se sostiene y las verdades relativas que estaban escondidas dentro de la densa oscuridad de la ignorancia, se tornan claramente manifiestas por la misericordia de Kṛṣṇa, quien mora en el corazón de todos como la Superalma.

En el Bhagavad-gītā (10.11), el Señor dice que de modo de mostrar un favor especial por Sus devotos puros, El erradica personalmente la densa oscuridad de todos los recelos, encendiendo la luz del conocimiento puro dentro del corazón del devoto. Por lo tanto, debido a que la Personalidad de Dios se ocupa de iluminar el corazón de Su devoto, ciertamente que el devoto ocupado en Su servicio, con amor trascendental, no puede permanecer en la oscuridad. El llega a saber todo sobre las verdades relativas y absolutas. El devoto no puede permanecer en la oscuridad, y dado que es iluminado por la Personalidad de Dios, su conocimiento es ciertamente perfecto. No es así para quienes especulan sobre la Verdad Absoluta en mérito a su limitada facultad de enfoque. El conocimiento perfecto se denomina paramparã, o conocimiento deductivo, que desciende de la autoridad hasta el receptor auditivo sumiso, quien es fidedigno por servicio y rendido. No se puede desafiar la autoridad del Supremo y también conocerLo al mismo tiempo. El se reserva el derecho de no exponerse a tal espíritu desafiante de una chispa insignificante del todo, una chispa sujeta al control de la energía ilusoria. Los devotos son sumisos, y por lo tanto el conocimiento trascendental desciende de la Personalidad de Dios a Brahmã y de Brahmã a sus hijos y discípulos, en sucesión. Este proceso es ayudado por la Superalma dentro de dichos devotos. Esa es la forma perfecta de aprender el conocimiento trascendental.

Este esclarecimiento permite perfectamente al devoto distinguir la materia del espíritu, porque el nudo de espíritu y materia es desatado por el Señor. Este nudo se denomina ahankãra, y obliga falsamente a la entidad viviente a identificarse con la materia. En cuanto este nudo es desatado, por lo tanto, todas las nubes de las dudas son disipadas. Uno ve a su amo y se ocupa por completo en el servicio amoroso trascendental del Señor, terminando por completo con la cadena de la acción fruitiva. En la existencia material, el ser viviente crea su propia cadena de acción fruitiva y disfruta de los buenos y malos efectos de esas acciones, vida tras vida. Pero en cuanto se ocupa personalmente en el servicio amoroso del Señor, de inmediato se libera de la cadena del karma. Sus acciones ya no crean ninguna reacción.

Este es el estado de liberación completa. En el verso anterior se expresó, bhagavat-tattva-vijñānaṁ mukta-saṅgasya jāyate [Śrīmad-Bhāgavatam 1.2.20]. Esto significa que la ciencia de Dios o la ciencia de la Verdad Absoluta, se vuelve manifiesta al alma liberada. A veces encontramos que alguien posa de gran devoto, muy avanzado en la comprensión espiritual, pero no puede dejar de fumar cigarrillos. Eso significa que no está liberado. Para quien tiene realmente un gusto por la vida espiritual, todos los apegos materiales disminuyen a cero. Esa es la señal de que se está realmente liberado.

La primera declaración en el verso presente es bhidyate hrdaya-granthih: “la comprensión concreta de Dios, corta los nudos en el corazón”. La vida material comienza con el fuerte nudo en el corazón llamado deseo sexual. El hombre anhela una mujer y la mujer anhela un hombre, y su mutuo apego comienza su vida material. No solo en la sociedad humana, sino también en la sociedad animal, la sociedad de las aves, la sociedad de los insectos, encontrarán este apego sexual. Ese es el nudo primario hrdaya-granthih, en el corazón.

Por consiguiente, en la civilización Védica, la primera lección que el estudiante aprende es brahmacarya, celibato. Abstenerse del sexo no es algo sencillo: requiere de tapasya, entrenamiento en la austeridad. Hay que practicar el control de la mente y los sentidos. Actualmente, lejos de enseñar como practicar tapasya, los estudiantes universitarios tienen acceso a toda clase de lujos. En especial en los países occidentales, los jóvenes de ambos sexos son educados juntos, e incluso viven en el mismo edificio. Entonces, no hay cuestión de brahmacarya. Antes bien, el duro nudo del deseo sexual, ata sus corazones cada vez más.

Por lo tanto, para cortar el nudo del deseo sexual y otros nudos que atan al corazón, se deben seguir dos líneas paralelas. Por un lado, la persona debe cultivar la conciencia de Kṛṣṇa y por el otro, debe tratar de abandonar todos sus malos hábitos. Ambas cosas deben ir juntas si desea avanzar. Por ejemplo, cuando una persona está enferma, el doctor prescribe alguna medicina y a la vez instruye al paciente sobre lo que debe comer o no. No se trata de que el paciente pueda comer cualquier cosa que guste, y simplemente tomando la medicina se curará. Asimismo, es una tontería pensar que se puede hacer cualquier cosa y simplemente cantando Hare Kṛṣṇa se avanzará espiritualmente. Hay que practicar tapasya, aceptando voluntariamente alguna pequeña inconveniencia. Por ejemplo, hemos instruido a todos en nuestra sociedad de conciencia de Kṛṣṇa para abandonar el sexo ilícito, la ingestión de carne, la intoxicación y las apuestas. Además, todos nuestros estudiantes deben levantarse temprano a la mañana (antes de las cuatro), bañarse, asistir al mangala-ãrati y estudiar las Escrituras. Todas estas son austeridades, por las cuales abandonamos voluntariamente cosas que quizás nos agraden y aceptamos otras que no nos agradan. Por supuesto, si la persona adopta seriamente la conciencia de Kṛṣṇa, Kṛṣṇa la ayuda a calificarse en todas estas cuestiones.

La siguiente declaración en el presente verso es chidyante sarva-samsayãh, “todas las dudas son cortadas en pedazos”. Quien no es avanzado en conciencia de Kṛṣṇa, tiene muchas dudas. Quizás incluso dude que es un alma y no es el cuerpo. Pero en cuanto se familiariza por completo con la ciencia de Dios (bhagavat-tattva-vijñānam [Śrīmad-Bhāgavatam 1.2.20]), todas sus dudas son disipadas y sabe con certeza que: “Soy un alma espiritual, sirviente eterno de Kṛṣṇa”.

Seguidamente, el Bhãgavatam dice, ksiyante cãsya karmãni: “la cadena de acción y reacción fruitiva se termina”. Estamos atados a esta existencia material debido a nuestro karma, las acciones fruitivas. De acuerdo a vuestro karma pasado, tienen su cuerpo actual, y están preparando su siguiente cuerpo por la forma en que actúan ahora. Todos los seres humanos poseen determinados factores comunes: dos manos, dos piernas, una cabeza, pero cada cuerpo es diferente porque el karma de todos es diferente. Entonces, tenemos que detener este karma. ¿Cómo? Kṛṣṇa explica en el Bhagavad-gītā (3.9):

yajñārthāt karmaṇo 'nyatra loko 'yaṁ karma-bandhanaḥ
tad-arthaṁ karma kaunteya mukta-saṅgaḥ samācara

Si simplemente trabajan para Kṛṣṇa, entonces no se verán atados por el karma. De otro modo, ya sea que vuestras actividades sean buenas o malas, según la estimación ordinaria, se verán atados por las reacciones kármicas.

Así pues, cuando se está fijo en el servicio devocional a Kṛṣṇa, se está realmente liberado de todo el cautiverio material. Pero en cuanto se desvían del servicio devocional, la energía ilusoria de Kṛṣṇa (Mãyã) de inmediato los capturará. Sri Caitanya Mahãprabhu brinda la analogía perfecta en el Caitanya-caritāmṛta (Madhya 22.31):

kṛṣṇa-sūrya-sama; māyā haya andhakāra
yāhāṅ kṛṣṇa tāhāṅ nāhi māyāra adhikāra

«Kṛṣṇa se compara a la luz del Sol, y māyā a la oscuridad. Donde hay Sol, no puede haber oscuridad. Tan pronto como se emprende el cultivo de conciencia de Kṛṣṇa, la oscuridad de la ilusión (la influencia de la energía externa) se desvanece de inmediato».

Respecto a la erradicación del karma a través del servicio devocional, el Brahma-saṁhitā (5.54) expresa:
yas tv indragopam athavendram aho sva-karma-
bandhānurūpa-phala-bhājanam ātanoti
karmāṇi nirdahati kintu ca bhakti-bhājāṁ
govindam ādi-puruṣaṁ tam ahaṁ bhajāmi

«Desde el Señor Indra, el Rey del cielo, descendiendo hasta la pequeña hormiga conocida como indra-gopa, todos están disfrutando o sufriendo los resultados de su karma. Pero las reacciones kármicas del devoto, son quemadas por el Señor Mismo».

Pueden ser promovidos al puesto de Indra, el Rey del cielo, siempre y cuando hayan realizado suficientes actividades piadosas, así como se puede ser un juez de la Corte Suprema si se posee la suficiente educación. Todos los grandes semidioses: Indra, Candra, Surya, Brahmã, han llegado a sus puestos debido a grandes actividades piadosas, llamadas punya-karma. Asimismo, los cerdos, perros y otros animales, están sufriendo en sus respectivos cuerpos debido al pãpa-karma, actividades impías. Entonces, todos están padeciendo o disfrutando las reacciones de su karma y de esta forma, permanecen atados a este mundo material. Es muy sencillo de entender. Pero, karmãni nirdahati kintu ca bhakti-bhãjam: el karma de aquellos que han adoptado la conciencia de Kṛṣṇa en el servicio devocional, es quemado. En otras palabras, para los devotos de Kṛṣṇa no hay reacciones kármicas. Si ven un garbanzo en el suelo, crecerá como una planta, pero si fríen el garbanzo y luego lo plantan en la tierra, no crecerá. Del mismo modo freímos nuestro karma por el servicio devocional, y nuestras actividades no producirán ninguna reacción kármica.

A menos que erradiquen por completo sus reacciones kármicas, no pueden ser promovidos al reino espiritual. En otras palabras, en la medida en que continúen realizando actividades fruitivas, tendrán que aceptar algún tipo de cuerpo material, nacimiento tras nacimiento. Por lo tanto, el Señor Rsabhadeva dice en el Quinto Canto del SŚrīmad-Bhāgavatam (5.5.4):

nūnaṁ pramattaḥ kurute vikarma
yad indriya-prītaya āpṛṇoti
na sādhu manye yata ātmano 'yam
asann api kleśada āsa dehaḥ

«Quienes no tienen conocimiento del alma espiritual, corren como locos tras las actividades materialistas, y realizan toda clase de actividades pecaminosas, simplemente por la gratificación de los sentidos. Tales actividades son inauspiciosas porque obligan a la persona a aceptar un cuerpo abominable en la siguiente vida».

Para el devoto, sin embargo, no hay más karma, y de tal modo, no hay más cuerpo material. Kṛṣṇa lo confirma en el Bhagavad-gītā (4.9): tyaktvã deham punar janma naiti mãm eti. Después de abandonar este cuerpo actual, el devoto no obtiene otro cuerpo material, sino antes bien, en su cuerpo espiritual, regresa al hogar, de vuelta con Dios.

El mismo concepto se expresa en el verso presente del Bhãgavatam: ksiyante cãsya karmãni drsta evãtmanisvare. Liberado de todas las reacciones kármicas, el devoto comprende totalmente su relación con Dios, pensando: “Yo soy un sirviente eterno de Dios o Kṛṣṇa”. Y dado que comprende cabalmente su verdadera identidad, siempre se ocupa en el servicio devocional puro. Esa es la perfección de la vida.

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