Conciencia el eslabón perdido
<< 2 Sobre la inspiración >>

por Sadaputa dasa

En este artículo, examinaremos cómo adquieren los seres humanos el conocimiento de la ciencia, la matemática, y el arte. Nos centraremos principalmente en la formación de las ideas e hipótesis en la ciencia y la matemática, puesto que la naturaleza formal de estos temas, tiende a colocar a los fenómenos que nos interesan dentro de una perspectiva claramente particular. Demostraremos que los fenómenos conocidos como inspiración, juegan una parte esencial en la adquisición de conocimiento por parte de la ciencia moderna y la matemática y las artes creativas (como ser la Música). Argumentaremos que el fenómeno de la inspiración, no puede ser explicado prestamente por los modelos mecanicistas de la naturaleza, compatibles con las teorías actuales de la Física y la Química. Como alternativa a estos modelos, se delineará un sistema teórico en relación a la descripción no mecanicista de la naturaleza. Al brindar una explicación directa de la inspiración, este sistema general, es lo bastante amplio como para incluír las teorías habituales de la Física, como un caso extremo.

Los científicos modernos, adquieren conocimiento, al menos en un principio, por lo que se denomina el método hipotético-deductivo. Utilizando este método, ellos formulan hipótesis y luego las pruebam mediante la observación experimental. Los investigadores consideran las hipòtesis válidas, solo en la medida en que armonicen con los datos obtenidos mediante la observación, pues en principio, rechazan cualquier hipótesis que no armonice con la observación. Se ha aplicado mucho análisis directamente sobre la faz deductiva del método hipotético-deductivo, mas el proceso igualmente importante de la formación de la hipótesis, ha sido largamente descuidado. Luego, preguntamos, "¿De dónde provienen las hipótesis?"

Está claro que los científicos no emplean ningún proceso directo, paso a paso, para derivar hipòtesis a partir de los datos de observación. Para abordar dichos datos en su totalidad, ellos deben tener cierta hipótesis de trabajo, pues de otro modo, los datos no implican otra cosa que una confusa mezcla de símbolos (o visiones y sonidos), no más significativas que una tabla de números sin orden ni concierto. Al respecto, Albert Einstein dijo en una ocasión, "Puede ser heurísticamente válido el conservar en la mente lo que se ha observado. Pero en principio, es bastante erróneo el tratar de fundamentar una teoría sólo sobre magnitudes apreciables. En realidad, sucede todo lo contrario. Es la teoría lo que determina lo que podemos observar".

La Matemática pura contiene un equivalente del método hipotético-deductivo. En este caso, en lugar de hipótesis, hay sistemas propuestos de razonamiento matemático, tendientes a responder cuestiones específicamente matemáticas. Y en lugar de la prueba experimental de una hipótesis, se presenta el proceso paso a paso, de verificar que un examen particular o hilo de razonamiento matemático, es correcto. Este proceso verificatorio, es directo y en principio podría ser llevado a cabo por una computadora. Sin embargo, no hay un método sistemático, paso a paso de generar pruebas matemáticas y sistemas de ideas, como ser una teoría grupal o la teoría de la integración de Lebesque.

Si las hipótesis científicas y los sistemas de razonamiento en las matemáticas no son generadas por ningún procedimiento sistemático, entonces, ¿cuál es su origen? Descubrimos que las mismas emergen casi universalmente dentro de la mente del investigador, mediante una súbita inspiración. El ejemplo clásico, es el descubrimiento de Arquímedes del principio de la gravedad específica. El matemático griego, encaró la misión de determinar si la corona del rey era de oro puro, sin ningún orificio perforado en la misma. Luego de un largo período de infructuoso esfuerzo, recibió la respuesta al problema, mediante una súbita inspiración, mientras se bañaba.

Tales inspiraciones, le suceden súbitamente e inesperadamente a las personas que previamente hicieron algún esfuerzo consciente no exitoso, para resolver el problema en cuestión. Las mismas, ocurren generalmente cuando uno no está pensando conscientemente en el problema, y a menudo indican un camino completamente nuevo de contemplarlo; un camino que el investigador nunca había considerado durante sus esfuerzos conscientes por hallar una solución. Generalmente, la inspiración aparece como una súbita certeza de la solución del problema, acompañada por la convicción de que la solución es correcta y definitiva. Uno percibe la solución en su totalidad, aunque pueda ser larga y complicada cuando se escribe completamente.

La inspiración, juega un rol esencial y notorio en la solución de los problemas difíciles de la ciencia y la matemática.- Por lo general, los investigadores sólo pueden dilucidar problemas de rutina con el mero esfuerzo consciente. Los avances significativos de la ciencia, casi siempre involucran una súbita inspiración, como lo atestiguan las vidas de los grandes científicos y matemáticos. Un ejemplo típico, es la experiencia del matemático del Siglo XIX, Karl Gauss. Luego de intentar infructuosamente por años, el probar un determinado teorema acerca de nùmeros, Gauss súbitamente supo la solución. Describió su experiencia de la siguiente manera: " Finalmente, hace dos días, tuve éxito... Como una súbita luz de esclarecimiento, el dilema se resolvió. Yo mismo no puedo decir cual fue el hilo conductor que relacionó lo que yo previamente sabía, con lo que posibilitó mi éxito":

Podemos citar fácilmente muchos ejemplos similares de súbita inspiración. Aquí se da otro, dado por Henri Poincaré, un famoso matemático francés de finales del siglo XIX. Después de trabajar por un tiempo considerable en determinados problemas de la teoría de las funciones, Poincaré tuvo la oportunidad de emprender un viaje geológico, durante el cual hizo a un lado su trabajo matemático. Mientras se hallaba viajando, recibió una súbita inspiración relacionada con sus investigaciones, la cual describe de la siguiente manera: "En el momento en que dí el paso, me llegó la idea, sin que nada en mis pensamientos previos pareciera haber preparado el camino para la misma, que las transformaciones que yo utilizaba... eran idénticas a las de la Geometría no-Euclideana." Más tarde, luego de cierto trabajo infructuoso sobre una cuestión aparentemente no relacionada, realizó súbitamente, "con justo las mismas características de brevedad, instantaneidad y certeza inmediata", que su obra podía ser combinada con su inspiración previa, para brindar un avance significativo en la Teoría de las Funciones. Luego una tercera súbita inspiración, le brindó el argumento final que él necesitaba para completar su trabajo.

Aunque las inspiraciones generalmente ocurren luego de un considerable período de esfuerzo intenso pero infructuoso, por resolver conscientemente un problema, este no es siempre el caso. Aquí hay otro ejemplo, a partir de otro campo de esfuerzo. Wolfgang Mozart, describió en una ocasión cómo creaba sus obras musicales: "Cuando me siento bien y de buen humor, o cuando estoy paseando o caminando... los pensamientos se agrupaban en mi mente, tan fácilmente como podría desearse. ¿De dónde y cuándo vienen? No lo sé y no tengo nada que ver con eso... Una vez, tenía un tema, vino otra melodía, ligándose con la primera, de acuerdo a las necesidades de la composición como un todo... Luego mi alma se enciende con el fuego de la inspiración, si es que no sucede nada que distraiga mi atención. La obra crece, yo la expando, concibiéndola cada vez más claramente, hasta que tengo toda la composición terminada dentro de mi cabeza... No me sucede sucesivamente, con sus diversas partes elaboradas en detalle, como será más tarde, pero mi imaginación me permite oírla enteramente".

De estos ejemplos, descubrimos dos aspectos significativos del fenòmeno de la inspiración: primero, su fuente subyace más allá de la percepción consciente del sujeto; y segundo, provee al sujeto de información no obtenible por ningún esfuerzo consciente. Estos aspectos, condujeron a Poincaré y a su seguidor Hadamard a atribuir inspiración a la acción de una entidad que Poincaré llamó "el ser subliminal", y que el identificó con el ser subconsciente o inconsciente de los psicoanalistas. Poincaré arribó a las siguientes interesantes conclusiones que involucran al ser subliminal: "El ser subliminal, no es de ninguna manera inferior al ser consciente; no es puramente automático, es capaz de discernimiento; posee tacto, delicadeza, sabe cómo elegir, adivinar. ¿Qué digo? Sabe predecir mejor que el ser consciente, puesto que triunfa donde aquél fracasa. En una palabra, ¿no es el ser subliminal superior al ser consciente?" Habiendo elevado esta cuestión, Poincaré luego se aleja de la misma: "¿ Nos es impuesta esta respuesta afirmativa, de acuerdo con los hechos que acabo de brindar? Confieso que, por mi parte, odio tener que aceptarla." Luego, él ofrece una explicación mecanicista de la forma en que el ser subliminal, contemplado como un autómata, podría relacionarse con los fenómenos observados de la inspiración.

La Explicación Mecanicista

Examinemos cuidadosamente los argumentos de tal explicación mecánica de la inspiración. Esta cuestión es de particular importancia en el momento actual, porque la filosofía materialista prevaleciente de la ciencia moderna, sostiene que la mente no es nada más que una máquina, y que todos los fenòmenos mentales, incluyendo la conciencia, no son más que los productos de interacciones mecánicas. La máquina mental específicamente asumida, es el cerebro, y sus elementos funcionales básicos, se cree son las células nerviosas y posiblemente algunos sistemas interactivos de macromoléculas dentro de estas células. Muchos científicos modernos, creen que toda la actividad cerebral, resulta simplemente de la interacción de estos elementos, de acuerdo con las leyes conocidas de la Física.

Nadie (según nuestro conocimiento) ha formulado aún una explicación adecuada de la diferencia entre una máquina consciente y una inconsciente, o siquiera indicado cómo una máquina puede ser del todo consciente. En efecto, los investigadores que intentan describir al ser en términos mecanicistas, se concentran exclusivamente en la duplicación de la conducta externa, mediante medios mecánicos; ellos desestiman totalmente toda experiencia subjetiva de la persona individual en relación al auto-conocimiento consciente. Esta aproximación al ser, es característica de la moderna Psicología de la Conducta. Fue formalmente planteada por el matemático británico A.M.Turing, quien argumentó que, dado que todo lo que un ser humano puede hacer, puede imitarlo una computadora, el ser humano es meramente una máquina.

Por el momento, continuaremos con esta investigación de la conducta, y simplemente consideraremos la cuestión de cómo el fenómeno de la inspiración puede ser duplicado por una máquina. Poincaré propuso que el ser subliminal debe reunir muchas combinaciones de símbolos matemáticos, ocasionales, hasta que finalmente halla una combinación que satisface el deseo de la mente consciente, para un determinado tipo de resultado matemático. El propuso que la mente consciente debía permanecer ignorante de las muchas, inútiles e ilógicas asociaciones que atravesaban el subconsciente, pero que de inmediato conocía la combinación satisfactoria, en cuanto ésta era elaborada. Por lo tanto propuso que el ser sub-liminal es capaz de formar enormes cantidades de combinaciones en un breve tiempo, y que las mismas podían ser evaluadas subconscientemente, a medida que eran formadas, de acuerdo con el criterio en relación a una solucion satisfactoria, determinado por la mente consciente.

Como primer paso para evaluar este modelo, estimemos el número de combinaciones de símbolos que puede ser generado dentro del cerebro, en un lapso de tiempo razonable. Un límite superior generoso de este número, es brindado por la cifra 3,2 x 10. Obtenemos esta cifra asumiendo que en cada unidad cúbica Angstrom del cerebro, se forma una combinación separada y se evalúa una vez durante cada billonésima de segundo, en un periodo de cien años. Aunque esta cifra es una enorme super-estimación de lo que el cerebro puede efectuar posiblemente dentro de los límites de nuestra comprensión actual de las leyes de la naturaleza, aún así es infinitesimal, comparada con el número total de combinaciones posibles de símbolos que uno tendría que formar para tener alguna oportunidad de sentar una prueba, en relación a un teorema matemático particular de moderada dificultad.

Si intentamos elaborar un hilo de razonamiento matemático, descubrimos que a cada paso hay muchas combinaciones posibles de símbolos que podemos anotar, y así pensar en un argumento matemático particular, como un sendero a través de un árbol, que posee muchos niveles sucesivos de ramas sub-divididas. Esto se ilustra en la figura de abajo. El número de ramas en un árbol, expone su crecimiento según la cantidad de elecciones sucesivas, y la cantidad de elecciones, es ordinariamente proporcional a la longitud de la argumentación. De tal modo, a medida que aumenta la longitud de la argumentación, el número de ramas sobrepasará ràpidamente dichos límites de 10 y 10, (seguido por 100 ceros). Por ejemplo, supongamos que estamos escribiendo oraciones en determinado idioma simbólico y las reglas gramaticales para dicho idioma, nos permiten un promedio de dos elecciones por cada símbolo sucesivo. Luego, habrá aproximadamente 10 (al 100) oraciones gramaticales posibles, de 333 símbolos de longitud.

Hasta un argumento matemático muy breve se expandirá a menudo a una gran longitud, cuando se escribe totalmente, y muchas evidencias matemáticas requieren de páginas y páginas de exposición altamente condensada, en la cual, muchos pasos esenciales son dejados para ser llenados por el lector. De tal modo, hay sólo una posibilidad en extremo remota, de que un argumento apropiado aparezca como una combinación casual en el modelo mecánico de Poincaré, sobre el proceso de inspiración. Claramente, el fenomeno de la inspiración, requiere de un proceso electivo, capaz de ir más o menos directamente hacia la solución, sin siquiera considerar la amplia mayoría de posibles combinaciones de razonamientos.

Algunos Ejemplos Notables

Los requisitos que debe cumplimentar este proceso electivo, se ilustran notoriamente por algunos otros ejemplos de inspiración matemática. A menudo se descubre que la solución a un problema matemático difícil, depende del hallazgo de principios básicos y sistemas subyacentes de relaciones matemáticas. Sólo cuando se comprenden estos sistemas y relaciones, el problema asume una forma abordable; en consecuencia, los problemas difíciles han permanecido a menudo sin resolver por muchos años, hasta que los matemáticos desarrollaron gradualmente diversas ideas elaboradas y métodos de razonamiento que posibilitaron su solución. Sin embargo, es interesante observar que en algunas ocasiones, una súbita inspiración rodeó completamente este proceso de desarrollo gradual. Hay varios casos en los cuales matemáticos famosos han expresado resultados matemáticos, sin prueba, que la ulterior investigación evidenció, sólo después de elaborados sistemas de relaciones subyacentes que salieron de a poco a la luz. Aquí hay dos ejemplos.

EL primer ejemplo concierne a la función Zeta, estudiada por el matemático alemán Bernhard Riemann. En el momento de su muerte, Riemann dejó una nota, describiendo diversas propiedades de esta función, pertenecientes a la Teoría de los Números Primos. El no indicó la evidencia de estas propiedades, y pasaron muchos años antes que otros matemàticos fueran capaces de probar una sola de ellas. La cuestión restante, aún no está establecida, aunque se ha consagrado a la misma un inmenso monto de labor, en los últimos setenta y cinco años. De las propiedades de la función-Zeta, que han sido verificadas, el matemático Jacques Hadamard ha dicho, "Todos estos complementos pudieron arrimarse a la publicación de Riemann, sólo con la ayuda de hechos completamente desconocidos en su tiempo y, en relación a una de las propiedades enunciadas por él, es difícil concebir cómo pudo haberla descubierto, empleando alguno de estos principios generales, de los cuales no hace ninguna mención en su escrito".

El trabajo del matemático francés Evariste Galois, nos facilita un caso similar al de Riemann. Galois es famoso por un documento escrito a los apurones en una forma abreviada, justo antes de su muerte, que revolucionó completamente el tema del Algebra. Sin embargo, el ejemplo que estamos aquí considerando, se refiere a un teorema propuesto por Galois, sin evidencia, en una carta a un amigo. Según Hadamard, este teorema no podía ser entendido en términos del conocimiento matemático disponible en esa época; se tornó comprensible sólo años después, tras el descubrimiento de ciertos principios básicos. Hadamard señala, "(1) que Galois debe haber concebido este principio, de alguna manera; (2) que los mismos deben haber estado inconscientes, en su mente, puesto que no hace alusión a ellos, aunque por sí mismos representan un descubrimiento significativo".

Tal parece, luego, que el proceso electivo, subyacente a la inspiración matemática, recurre al empleo de principios básicos que son muy elaborados y complejos, completamente desconocidos por la mente consciente de la persona involucrada. Algunos de los progresos conducentes a la prueba de ciertos teoremas de Riemann, son altamente complicados, requiriendo muchas páginas (e incluso volúmenes) de exposición matemática altamente resumida. Es ciertamente arduo observar cómo un proceso mecánico de prueba-error, tal como el descrito por Poincaré, puede explotar tales principios. Por otro lado, existen soluciones más simples que evitan el empleo de tales progresiones elaboradas, y que han permanecido desconocidas hasta hoy, pese a la extensa investigación consagrada a estos temas.

El proceso selectivo subyacente a la inspiración matemática, también debe recurrir al empleo de criterios selectivos, que son en extremo sutiles y difíciles de precisar. La obra matemática de alta calidad, no puede evaluarse simplemente por la aplicación de reglas lógicas, convenidas de antemano. Antes bien, su evaluación implica una sensibilidad emotiva y el aprecio de la belleza, la armonía y otras delicadas cualidades estéticas. De estos criterios, Poincaré dijo, "Es casi imposible expresarlos con precisión; los mismos son sentidos, más que formulados". Esto también se aplica verazmente al criterio por el cual juzgamos las creaciones artísticas, como ser las composiciones musicales. Estos criterios son muy reales, pero a la vez son difíciles de definir con precisión. Empero, fueron evidentemente incorporados totalmente en ese misterioso proceso que facilitó a Mozart las sofisticadas composiciones musicales, sin ningún esfuerzo particular suyo y, por cierto, sin ningún conocimiento de cómo sucedía.

Si el proceso subyacente a la inspiración no fuera uno de extensa prueba-error, como lo sugiriera Poincaré, sino antes bien uno que dependiera principalmente de la opción directa, entonces podrìamos explicarlo en términos de ideas mecanicistas corrientes, sólo emplazando la existencia de un algoritmo (sistema de reglas computarizadas), edificado dentro del circuito neural del cerebro. Sin embargo, no está del todo claro el que podamos explicar satisfactoriamente la inspiración, refirièndonos a dicho algoritmo. En este caso, consideraremos brevemente esta hipótesis, antes de proseguir delineando una base teórica alternativa para la comprensión de la inspiración.

La hipótesis del bio-ritmo-cerebral, hace surgir las siguientes preguntas básicas.

(1) Orígenes. Si las inspiraciones matemáticas, científicas y artísticas resultan de las obras de un bi-oritmo nervioso, luego, ¿de qué manera surge esta pauta de conexiones nerviosas que encarnan este bioritmo ? Sabemos que el bioritmo no puede ser simple, cuando consideramos la complejidad de los bioritmos automáticos que evidencian el teorema, que ha sido elaborado por los trabajadores en el campo de la inteligencia artificial. Estos algoritmos no pueden siquiera ser abordados por la actividad de la avanzada mente humana, y además son en extremo complejos. Pero si nuestro hipotético cerebro-algorítmico es en extremo complejo, ¿cómo llegó a ser? Difícilmente puede derivar de una prolongada mutación genética ordinaria o por una re-combinación, en una sola generación, pues entonces el problema de la opción ordinaria, entre vastas cantidades de posibles combinaciones, surgiría nuevamente. Por lo tanto, cabe suponer que sólo unas pocas transformaciones genèticas probables, separaron al genotipo de Mozart, del de sus padres, quienes, aunque talentosos, no poseían un talento musical comparable al suyo.

No obstante, por la experiencia general de quienes trabajan con algoritmos, no se indica que unas cuantas sustituciones o re-combinaciones de símbolos hayan mejorado drásticamente una ejecución algorítmica o le hayan conferido capacidades completamente nuevas, que nos impresionarían como notorias. Generalmente, si esto fuera a suceder con algún algoritmo en particular, tenderíamos a suponer que ha sido la versión defectuosa de otro algoritmo, diseñado originalmente para exhibir esas capacidades. Esto implicaría que el algoritmo para las habilidades musicales singulares de Mozart, existìa en una forma escondida, en los genes de sus ancestros.

Esto nos trae al problema general de explicar el origen de las cualidades humanas. De acuerdo a la teoría más ampliamente aceptada hoy en día, estas cualidades fueron seleccionadas sobre la base de una ventaja reproductiva relativa concedida a sus poseedores o a los parientes de dichos poseedores. La mayor parte de la selección relativa a nuestros algoritmos hipotéticamente ocultos, debe haber ocurrido en tiempos muy remotos, debido tanto a la complejidad de dichos algoritmos como al hecho de que a menudo son portados en una forma escondida. Ahora se piensa que la sociedad humana, durante la mayor parte de su existencia, se halló a nivel de los cazadores y segadores, en el mejor de los casos. Es muy difícil precisar de que manera, en tales sociedades, personas tales como Mozart o Gauss hubieran tenido siquiera la oportunidad de exhibir plenamente sus inusuales talentos. Pero si no lo hicieron, luego el proceso de selección, planteado por la Teoría de la Evolución, no pudo haber seleccionado efectivamente estas habilidades.

De tal modo, nos enfrentamos a un dilema: tal parece que es difícil registrar el origen de nuestros algoritmos que hipotéticamente generan la inspiración, como lo es registrar la propia inspiración.

(2) Experiencia subjetiva: Si el fenómeno de inspiración es causado por el trabajo de algún algoritmo nervioso, luego, ¿porqué es que la inspiración tiende a ocurrir como una realización abrupta de una solución completa, sin conocimiento, por parte del sujeto, de los pasos intermedios? Los ejemplos de Riemann y Galois, demuestran que algunas personas han obtenido resultados de un modo en apariencia directo, mientras que otras pudieron verificar estos resultados, solo después de un trabajoso proceso, que involucró muchas etapas intermedias. Normalmente, resolvemos los problemas sencillos mediante un proceso consciente, paso a paso. ¿Porqué, entonces, los científicos, matemáticos y artistas inspirados, no habrían de conocer los pasos intermedios en el proceso de resolución de problemas complejos, o en la producciòn de intrincadas obras de arte y luego, conocer la solución final o la creación, solo durante un breve perìodo de realización?

En tal sentido, podemos apreciar que el fenómeno de la inspiración no puede ser explicado prestamente mediante los modelos mecanicistas de la naturaleza, en armonía con las teorías actuales de la Física y la Química. El resto de este artículo, sugiere una alternativa para estos modelos.

Un Modelo Alternativo

Se ha vuelto un lugar totalmente común el que los científicos observen la correspondencia entre la Fìsica moderna y el pensamiento Oriental antiguo, y que descubran sugerencias intrigantes para las hipótesis, en los Upanisads, el Bhagavad-gita y similares textos Védicos. El Bhagavad-gita en particular, brinda una descripción de la realidad universal, en la cual el fenómeno de la inspiración se ubica naturalmente en su sitio. Utilizando algunos conceptos fundamentales presentados en el Bhagavad-gita, delinearemos en tal sentido, un sistema teórico para la descripciòn de la naturaleza, que brinda una explicación directa de la inspiración, pero que es lo bastante amplio como para abarcar las teorías corrientes de la Física, como situación límite. Puesto que aquí ofrecemos esos conceptos solo en calidad de tema esencial de pensamiento y análisis, no intentaremos brindar un tratamiento riguroso o conclusivo.

El cuadro de la realidad universal presentado en el Bhagavad-gita, difiere del pensamiento científicio habitual, en dos aspectos fundamentales.

(1) La conciencia se comprende como un aspecto fundamental de la realidad, antes que como un sub-producto de la combinación de entidades no conscientes.

(2) El principio causativo último, que subyace a la realidad, se comprende como infinitamente complejo, y como el reservorio de infinitas formas y actividades organizadas. Concretamente, el Bhagavad-gita postula que la causa subyacente absoluta, de todas las causas, es un ser consciente universal, y que las manifestaciones de la energía material, son exhibiciones de esa voluntad consciente del Ser. Los seres individuales subjetivos de los seres vivientes, (como ser nosotros) se comprenden como partes diminutas del Ser Absoluto, que posee la misma naturaleza auto-consciente. Estos seres diminutos conscientes, se interrelacionan directamente con el Ser Absoluto, a través de la conciencia, e interactúan indirectamente con la materia, a través del medio del control de la materia por parte del Ser Absoluto.

Para la ciencia moderna, el concepto de una causa última subyacente a la manifestación fenoménica, se expresa a través del concepto de las leyes de la naturaleza. En tal sentido, para la Física moderna, las causas y efectos se consideran reducibles a la interacción de las entidades físicas fundamentales, conforme a leyes obligadas elementales. Actualmente, las entidades fundamentales son comprendidas por algunos físicos como inclusivas de partículas tales como los electrones, muones, neutrinos y quárks, y las leyes obligadas se enumeran como fuerte, electromagnética, débil y gravitacional. Sin embargo, la historia científica ha demostrado que no sería sabio considerar esta lista como definitiva. En palabras del físico David Bohm, "Siempre está abierta la posibilidad de que pueda existir una infinita variedad de propiedades, cualidades, entidades, sistemas, niveles, etc., adicionales, a los cuales se aplican de forma correspondiente nuevas clases de leyes de la naturaleza".

El cuadro de la realidad presentado en el Bhagavad-gita podría reconciliarse con el punto de vista mundial de los físicos modernos, si consideraramos las descripciones matemáticas de la realidad como aproximaciones, en el mejor de los casos. Conforme a esta idea, a medida que tratemos de formular aproximaciones cada vez más cercanas a la realidad, nuestro formalismo diferirá necesariamente, ilimitadamente, en dirección a una complejidad en constante aumento. Existirán muchas ecuaciones que describan aspectos limitados de la realidad, en diferentes grados de exactitud, pero no habrá una sola ecuación que resuma todos los principios de la causación.

Podemos considerar a dichas ecuaciones como leyes aproximadas de la naturaleza, que representan principios estándar, adoptados por el Ser Absoluto, para la manifestación del universo material. El Bhagavad-gita describe al Ser Absoluto en términos en apariencia paradójicos, como una entidad sola y simultáneamente y a la vez, omnipenetrando el espacio y el tiempo. Este concepto, sin embargo, también se aplica a las leyes de la Física, como las entienden actualmente los científicos, pues cada una de estas leyes requiere un principio simple (como ser el principio de la atracción gravitacional, con la constante universal G) que se aplica uniformemente a través de todo tiempo y espacio.

La diferencia entre los conceptos de los físicos modernos y aquellos presentados en el Bhagavad-gita, estriba en la manera en que el principio causal último exhibe la unidad. El objetivo de muchos científicos, ha sido el de encontrar alguna ecuación en extremo simple, que exprese todos los principios causales, en una forma unificada. De acuerdo al Bhagavad-gita, sin embargo, la unidad del Ser Absoluto trasciende la descripción matemática. El Ser Absoluto, es una sola entidad auto-consciente, que posee un conocimiento y potencia infinitos. Por lo tanto, un registro matemático de este Ser, debería ser infinitamente complejo.

Conforme al Bhagavad-gita, el fenómeno de la inspiración, resulta de la interacción entre el Ser Absoluto omnipenetrante y los seres conscientes localizados. Puesto que la ilimitada potencia del Ser Absoluto está disponible en todas partes, es posible que todas las variedades de creaciones matemáticas y artísticas, se manifiesten dentro de la mente de cualquier individuo. Estas creaciones se vuelven manifiestas por la voluntad del Ser Absoluto, conforme tanto al deseo del ser viviente individual, como de ciertas leyes psicológicas.

Conclusión

Hemos observado que el intento de ofrecer una explicación mecánica de la inspiración, basado en los principios conocidos de la Física, se encuentra con dos dificultades fundamentales. Primero, el proceso de la inspiración puede ser explicado mecánicamente, solo si postulamos la existencia de un elaborado algoritmo, encarnado en el circuito nervioso del cerebro. Sin embargo, es difícil registrar el origen de dicho algoritmo, como lo es el precisar a la propia inspiración. Segundo, incluso si aceptamos la existencia de tal algoritmo, el cuadro mecanicista, no nos facilita ninguna comprensión de la experiencia subjetiva de la inspiración, mediante la cual una persona obtiene la soluciòn a un problema, mediante una súbita revelación, sin ningún conocimiento de los pasos intermedios.

Ciertamente es imposible precisar la inspiración, en términos de los principios causales conocidos, luego será necesario adquirir cierto entendimiento de los principios causales más profundos que operan en la naturaleza. Caso contrario, no será posible ninguna explicación de la inspiración. Es aquí donde el punto de vista universal presentado en el Bhagavad-gita sería de utilidad para los investigadores. El Bhagavad-gita brinda un registro detallado de las leyes por las cuales interactúan los seres individuales con el Ser Absoluto, y este registro sirve como fundamento para una investigación más profunda de la fenomenología de la inspiración.

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