 | El Señor asumió de inmediato la posición de maestro y reprendió al discípulo, llamándole indirectamente tonto. El Señor dijo: «Hablas como un erudito pero ignoras que aquel que es sabio -aquel que sabe lo que es el cuerpo y lo que es el alma- no se lamenta por ninguna etapa del cuerpo, ya sea que esté en la condición viva o en la condición muerta». Como se explicará en capítulos posteriores, se aclarará que sabiduría significa conocer tanto a la materia como al espíritu y al controlador de ambos. Arjuna arguyó que se debe dar mayor importancia a los principios religiosos que a la política o a la sociología, pero ignoraba que el conocimiento de la materia, el alma y el Supremo, es todavía más importante que los formularios religiosos y al carecer de tal conocimiento, no debió hacerse pasar por un hombre muy instruido, ya que en realidad no era muy sabio y se lamentaba por algo que no era digno de lamentación. El cuerpo nace y está destinado a perecer hoy o mañana. Por lo tanto el cuerpo no es tan importante como el alma. Quien sabe esto es sabio en verdad y para él no hay motivo de lamentación, independientemente de la condición del cuerpo material.
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