Más allá de la vida y la muerte
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Si incluso los planetas superiores de este universo están sujetos al nacimiento y la muerte, ¿por qué se esfuerzan tanto los yogīs para elevarse a esos planetas? Aunque estos yogīs tengan muchos poderes místicos, aun así tienen la tendencia a querer disfrutar las comodidades de la naturaleza material. En los planetas superiores es posible vivir vidas increíblemente largas. El cálculo del tiempo en esos planetas lo indica Śrī Kṛṣṇa:

sahasra-yuga-paryantam
ahar yad brahmaṇo viduḥ
rātriṁ yuga-sahasrāntāṁ
te ’ho-rātra-vido janāḥ

«En función de los cálculos humanos, el conjunto de mil eras constituye la duración de un día de Brahmā. Y ésa es también la duración de su noche».
Bhagavad-gītā 8.17

Un yuga comprende 4.300.000 años. Se calcula que este número multiplicado por mil corresponde a doce horas de Brahmā, o sea, un día en el planeta Brahmaloka. De la misma manera, a la noche le corresponde otro período de doce horas. Treinta de esos días equivale a un mes, y doce meses a un año, y Brahmā vive durante cien de estos años. En ese planeta la vida es ciertamente larga, sin embargo, aun después de vivir billones de años, los habitantes de Brahmaloka tienen que enfrentarse a la muerte. No hay escape a la muerte, a menos que vayamos a los planetas espirituales.

avyaktād vyaktayaḥ sarvāḥ
prabhavanty ahar-āgame
rātry-āgame pralīyante
tatraivāvyakta-saṁjïake

«Al comienzo del día de Brahmā, todas las entidades vivientes se manifiestan del estado no manifiesto, y luego, cuando cae la noche, se funden de nuevo en lo no manifiesto».
Bhagavad-gītā 8.18

Al final del día de Brahmā todos los sistemas planetarios inferiores quedan cubiertos de agua, y los seres que hay allí son aniquilados. Después de esta devastación, y después de que pasa la noche de Brahmā, en la mañana cuando él despierta, hay de nuevo creación y aparecen todos los seres. Así pues, la naturaleza del mundo material es estar sujeto a la creación y a la destrucción.

bhūta-grāmaḥ sa evāyaṁ
bhūtvā bhūtvā pralīyate
rātry-āgame ’vaśaḥ pārtha
prabhavaty ahar-āgame

«Una y otra vez, cuando llega el día de Brahmā, todas las entidades vivientes pasan a existir, y con la llegada de la noche de Brahmā son aniquiladas irremediablemente».
Bhagavad-gītā 8.19

Aunque a las entidades vivientes no les gusta la devastación, ésta vendrá e inundará los planetas, hasta que todos los seres vivientes queden sumergidos en el agua durante toda la noche de Brahmā. Pero a medida que llegue el día, el agua gradualmente desaparecerá.

paras tasmāt tu bhāvo ’nyo
’vyakto ’vyaktāt sanātanaḥ
yaḥ sa sarveṣu bhūteṣu
naśyatsu na vinaśyati

«Mas, existe otra naturaleza no manifiesta, que es eterna y trascendental a esta materia manifestada y no manifestada. Esa naturaleza es suprema y nunca es aniquilada. Cuando todo en este mundo es aniquilado, esa parte permanece tal como es».
Bhagavad-gītā 8.20

No podemos calcular la extensión del universo material, pero tenemos información védica de que hay millones de universos dentro de la creación total, y más allá de estos universos materiales existe otro cielo que es espiritual. Allá todos los planetas son eternos, y la vida de todos los seres es eterna. En este verso la palabra bhāvaḥ significa naturaleza, y aquí se indica una naturaleza diferente. En este mundo también tenemos experiencia de dos naturalezas. La entidad viviente es espíritu, y mientras esté dentro de la materia, ésta se moverá. Tan pronto como la entidad viviente, la chispa espiritual, salga del cuerpo, el cuerpo quedará inmóvil. La naturaleza espiritual se llama la naturaleza superior de Kṛṣṇa, y la naturaleza material es la inferior. Más allá de esta naturaleza material existe una naturaleza superior que es totalmente espiritual. No es posible entender esto con el conocimiento experimental. Podemos ver millones y millones de estrellas a través de un telescopio, pero no podemos alcanzarlas. Tenemos que entender nuestras limitaciones. Si no podemos entender el universo material con el conocimiento experimental, ¿qué posibilidad hay de entender a Dios y Su reino? Experimentalmente, no hay posibilidad. Tenemos que entender oyendo el Bhagavad-gītā. No es posible comprender quién es nuestro padre por medio del conocimiento experimental; tenemos que oír las palabras de nuestra madre y creerle. Si no le creemos, no hay manera de saber. Si simplemente seguimos el método de conciencia de Kṛṣṇa, nos será revelada toda la información sobre Kṛṣṇa y Su reino.

Paras tu bhāvaḥ significa “naturaleza superior”, y vyaktaḥ se refiere a lo que vemos manifiesto. Podemos ver que el universo material se manifiesta a través de la Tierra, el Sol, las estrellas y los planetas. Más allá de este universo existe otra naturaleza, una naturaleza eterna. Avyaktāt sanātanaḥ. Esta naturaleza material tiene un principio y un fin, pero la naturaleza espiritual es sanātanaḥ: eterna. No tiene ni principio ni fin. ¿Cómo es posible esto? Puede que una nube pase por el cielo y parezca cubrir una gran distancia, pero en realidad es apenas una motita que cubre una porción insignificante de la totalidad del cielo. Como somos tan pequeños, si apenas unos cientos de kilómetros quedan cubiertos por una nube, parecerá como si todo el cielo quedara cubierto. En forma similar, todo este universo material es como una nube pequeña e insignificante en el vasto cielo espiritual. Está encerrado en el mahat-tattva, la materia. Así como una nube tiene un principio y un fin, de la misma manera esta naturaleza tiene un principio y un fin. Cuando las nubes desaparecen y el cielo se aclara, podemos ver las cosas tal como son. En forma similar, el cuerpo es como una nube que pasa sobre el alma espiritual. Éste permanece por algún tiempo, da origen a algunos subproductos, se deteriora, y al final se desvanece. Cualquier clase de cuerpo material está sujeto a estas seis transformaciones de la naturaleza material: aparece, crece, permanece por algún tiempo, da origen a algunos subproductos, se deteriora, y al final se desvanece. Kṛṣṇa indica que más allá de esta naturaleza, la cual es como una nube cambiante, existe una naturaleza espiritual que es eterna. Además de eso, cuando esta naturaleza sea aniquilada, ese avyaktāt sanātanaḥ permanecerá.

En la literatura védica hay mucha información sobre los cielos materiales y espirituales. En el Segundo Canto del Śrīmad-Bhāgavatam hay descripciones del cielo espiritual y de sus habitantes. Incluso se da información acerca de aeroplanos espirituales que hay en el cielo espiritual, y de que ahí las entidades liberadas viajan, como relámpagos, en esos aeroplanos. Todo lo que encontramos aquí puede también encontrarse allá, con una existencia real. Aquí en el cielo material todo es una imitación o sombra de lo que existe en el cielo espiritual. Así como en un cine solamente vemos una apariencia o facsímil de la realidad, en el Śrīmad-Bhāgavatam se dice que este mundo material no es sino una combinación de materia moldeada sobre la base de la realidad, tal como el maniquí de una joven en la vitrina de una tienda, el cual está moldeado según la forma de la joven. Cualquier hombre cuerdo sabe que el maniquí es una imitación. Śrīdhara Svāmī dice que como el mundo espiritual es real, este mundo material, que es una imitación, parece ser real. Debemos entender el significado de realidad: realidad significa existencia que no puede desaparecer; realidad significa eternidad.

nāsato vidyate bhāvo
nābhāvo vidyate sataḥ
ubhayor api dṛṣṭo ’ntas
tv anayos tattva-darśibhiḥ

«Los videntes de la verdad han concluido que, de lo no existente [el cuerpo material] no hay permanencia, y de lo eterno [el alma] no hay cambio. Esto lo han concluido del estudio de la naturaleza de ambos».
Bhagavad-gītā 2.16

Kṛṣṇa es el verdadero placer, mientras que el placer material, que es temporal, no es verdadero. Aquellos que pueden ver las cosas tal como son no participan en una sombra de placer. El verdadero propósito de la vida humana es alcanzar ese cielo espiritual, pero tal como el Śrīmad-Bhāgavatam lo señala, la mayoría de la gente no sabe sobre esto. La vida humana está destinada para comprender la realidad y ser trasladado a ella. Toda la literatura védica nos enseña a que no permanezcamos en esta oscuridad. La oscuridad es la naturaleza de este mundo material, mas el mundo espiritual está lleno de luz, y sin embargo no está iluminado por el fuego ni por la electricidad. Kṛṣṇa sugiere esto en el Capítulo Quince de el Bhagavad-gītā 15.6:

na tad bhāsayate sūryo
na śaśāṅko na pāvakaḥ
yad gatvā na nivartante
tad dhāma paramaṁ mama

«Esa suprema morada Mía no está iluminada por el Sol ni la Luna, ni por el fuego, ni por la electricidad. Aquellos que llegan a ella, nunca regresan a este mundo material».

Al mundo espiritual se le llama no manifiesto porque no puede ser percibido con los sentidos materiales.

avyakto ’kṣara ity uktas
tam āhuḥ paramāṁ gatim
yaṁ prāpya na nivartante
tad dhāma paramaṁ mama

«Aquello que los vedantistas describen como no manifiesto e infalible, aquello que se conoce como el destino supremo, ese lugar del que, después de llegar a él, nunca se regresa, ésa es Mi morada suprema».
Bhagavad-gītā 8.21

En este verso se indica un gran viaje. Debemos penetrar el espacio sideral, recorrer el universo material, penetrar su cubierta y entrar en el cielo espiritual. Paramāṁ gatim: ese viaje es supremo. No se trata de viajar unos cuantos miles de kilómetros fuera de este planeta y luego volver. Esa clase de viaje no es muy heroico. Tenemos que penetrar todo el universo material. No podemos hacer esto con naves espaciales, sino por medio del proceso de la conciencia de Kṛṣṇa. Aquel que está absorto en conciencia de Kṛṣṇa y que a la hora de la muerte piensa en Kṛṣṇa, es trasladado allá de inmediato. Si en lo más mínimo queremos ir a ese cielo espiritual y cultivar la vida eterna, bienaventurada y llena de conocimiento, tendremos que empezar a cultivar desde ahora un cuerpo sac-cid-ānanda. Se dice que Kṛṣṇa tiene un cuerpo sac-cid-ānanda —īśvaraḥ paramaḥ Kṛṣṇa sac-cid-ānanda-vigrahaḥ— [Brahma Samhita 5.1] y nosotros también tenemos un cuerpo similar de eternidad, conocimiento y bienaventuranza, pero es muy pequeño y está cubierto por el vestido de la materia. Si de una u otra manera podemos abandonar este falso vestido, alcanzaremos ese reino espiritual. Si alcanzamos una vez ese mundo espiritual, no tendremos que regresar (yaṁ prāpya na nivartante).

Entonces, todos debemos tratar de ir a ese dhāma paramam: la morada suprema de Kṛṣṇa. Kṛṣṇa Mismo viene a llamarnos, y Él nos da las Escrituras como libros de guía y nos envía a Sus representantes fidedignos. Debemos aprovechar esta facilidad que se le brinda a la vida humana. Para alguien que alcanza esa morada suprema ya no se requieren las penitencias, las austeridades y las meditaciones yóguicas, etc., y para aquel que no la alcanza, todas las penitencias y austeridades son una pérdida de tiempo. La forma humana de vida es una oportunidad para obtener esta bendición, y es deber del Estado, los padres, los profesores y los tutores, elevar a aquellos que han adquirido esta forma humana para que alcancen esta perfección de la vida. Civilización no significa simplemente comer, dormir, aparearse y pelear como los perros y los gatos. Debemos utilizar correctamente esta forma humana de vida y sacarle provecho a este conocimiento, para prepararnos volviéndonos conscientes de Kṛṣṇa de modo que estemos absortos en Kṛṣṇa veinticuatro horas al día, y que en el momento de la muerte nos traslademos inmediatamente a ese cielo espiritual.

puruṣaḥ sa paraḥ pārtha
bhaktyā labhyas tv ananyayā
yasyāntaḥ-sthāni bhūtāni
yena sarvam idaṁ tatam

«A la Suprema Personalidad de Dios, quien es más grande que todos, se lo consigue mediante la devoción pura. Aunque Él se encuentra en Su morada, es omnipresente, y todo está situado dentro de Él».
Bhagavad-gītā 8.22

Tal como se indica aquí, si tenemos algún interés por alcanzar esa morada suprema, el proceso es el bhakti. Bhaktyā significa servicio devocional, sumisión al Señor Supremo. La raíz de la palabra bhaktyā es bhaj, que significa servicio. La definición de bhakti dada en el Nārada-pañcaratra es “libre de las designaciones”. Si uno está resuelto a abandonar todas las designaciones que están en conexión con el alma espiritual pura, que surgen debido al cuerpo y que siempre cambian cuando el cuerpo cambia, entonces podrá alcanzar el bhakti. Bhakti significa comprender que uno es espíritu puro y que no es en absoluto materia. Nuestra identidad real no es este cuerpo, que es simplemente una cubierta del espíritu, sino que nuestra identidad real es dāsa, ser servidores de Kṛṣṇa. Cuando alguien se encuentra situado en su identidad real y le presta servicio a Kṛṣṇa, él es un bhakta. Hṛṣīkeṇa hṛṣīkeśa-sevanam [Śrī Caitanya-caritāmṛta Madhya 19.170]: cuando nuestros sentidos estén libres de designaciones materiales, los utilizaremos para servir al amo de los sentidos: Hṛṣīkeśa, o Kṛṣṇa.

Como Rūpa Gosvāmī lo señala, tenemos que servir a Kṛṣṇa favorablemente. Generalmente queremos servir a Dios por algún propósito o ganancia material. Por supuesto, que aquel que acude a Dios para obtener una ganancia material es mejor que aquel que nunca acude a Él, pero debemos liberarnos de todo deseo por beneficios materiales. Nuestra meta debe ser comprender a Kṛṣṇa. Por supuesto que Kṛṣṇa es ilimitado, y no es posible comprenderlo, pero tenemos que aceptar lo que podemos comprender. el Bhagavad-gītā se ha presentado específicamente para nuestro entendimiento. Debemos saber que al recibir conocimiento de esta manera Kṛṣṇa se complace, y debemos servirle favorablemente de acuerdo con lo que Le plazca. El proceso de conciencia de Kṛṣṇa es una gran ciencia con una inmensa literatura que debemos utilizar para alcanzar el bhakti.

Puruṣaḥ sa paraḥ: en el cielo espiritual, el Señor Supremo está presente como la Persona Suprema. Allí hay innumerables planetas autoluminosos, y en cada uno reside una expansión de Kṛṣṇa. Estas expansiones tienen cuatro brazos e innumerables nombres. Todas son personas: no son impersonales. Estos puruṣas, o personas, son alcanzables mediante el bhakti, y no por medio del desafío, la especulación filosófica, la invención mental, o los ejercicios físicos, sino por la devoción carente de desvíos de las actividades fruitivas.

¿Cómo es el puruṣaḥ, la Persona Suprema? Yasyāntaḥ-sthāni bhūtāni yena sarvam idaṁ tatam: todas las entidades vivientes y todas las cosas están dentro de Él, y sin embargo, Él está afuera, siendo omnipenetrante. ¿Cómo es eso? Él es igual al Sol, que está situado en un lugar y que sin embargo está presente en todas partes por medio de sus rayos. Aunque Dios se encuentra en Su dhāma paramam, Sus energías están distribuidas en todas partes. Él tampoco es diferente de Sus energías, así como el Sol y la luz del Sol no son diferentes. Ya que no hay diferencia entre Kṛṣṇa y Sus energías, podemos ver a Kṛṣṇa en todas partes si hemos avanzado en el servicio devocional.

premāïjana-cchurita-bhakti-vilocanena
santaḥ sadaiva hṛdayeṣu vilokayanti

«Adoro a la Personalidad de Dios Original, Govinda, a quien siempre contemplan dentro de su corazón los devotos puros, cuyos ojos están ungidos con el ungüento del amor a Dios».
Brahma Samhita 5.38

Aquellos que están llenos de amor a Dios, ven a Dios constantemente en sí. No es que ayer en la noche vimos a Dios y que ahora ya no está presente. No, para aquel que es consciente de Kṛṣṇa, Kṛṣṇa siempre está presente y puede ser percibido constantemente. Simplemente tenemos que desarrollar los ojos para verlo a Él.

Debido a la esclavitud material en que estamos —la cubierta de los sentidos materiales— no podemos entender lo que es espiritual, pero esta ignorancia puede ser eliminada con el proceso del canto de Hare Kṛṣṇa. ¿Cómo ocurre esto? Un hombre que está durmiendo puede ser despertado con una vibración sonora. Aunque él esté prácticamente inconsciente —sin poder ver, sentir, oler, etc.— el sentido del oído es tan prominente que es posible despertar a ese hombre dormido con una vibración sonora. En forma similar, el alma espiritual, aunque ahora ha sido vencida por el sueño del contacto material, puede ser revivida con esta vibración sonora trascendental de Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare/ Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare. Hare Kṛṣṇa es simplemente un llamado al Señor Supremo y a Sus energías. Hare significa energía, y Kṛṣṇa es el Señor Supremo; así que si cantamos Hare Kṛṣṇa estamos diciendo: “¡Oh, energía del Señor! ¡Oh, Señor! ¡Por favor acéptenme!”. No tenemos otra oración para ser aceptados por el Señor. No hay que orar por el pan de cada día, ya que el pan siempre está ahí. Hare Kṛṣṇa no es sino un llamado al Señor Supremo solicitando que nos acepte. El Señor Caitanya Mahāprabhu Mismo oraba así:

ayi nanda-tanuja kiṅkaraṁ
patitaṁ māṁ viṣame bhavāmbudhau
kṛpayā tava pāda-paṅkaja-
sthita-dhūlī-sadṛśaṁ vicintaya

«¡Oh, hijo de Mahārāja Nanda! Yo soy Tu servidor eterno, y sin embargo, de una u otra manera, he caído en el océano del nacimiento y de la muerte. Por favor, sácame de este océano y colócame como uno de los átomos a Tus pies de loto».
Śrī Caitanya-caritāmṛta Antya 20.32, Siksastakam 5

La única esperanza para un hombre que ha caído en medio del océano es que alguien venga y lo saque. Sólo con que alguien venga y lo levante unos cuantos centímetros fuera del agua, él quedará a salvo inmediatamente. En forma similar, si de alguna manera somos sacados del océano del nacimiento y de la muerte mediante el proceso de la conciencia de Kṛṣṇa, quedaremos inmediatamente a salvo.

Aunque no podemos percibir la naturaleza trascendental del Señor Supremo, de Su nombre, fama y actividades, si absorbemos nuestra conciencia en Kṛṣṇa, Dios Mismo se revelará gradualmente ante nosotros. No podemos ver a Dios por nuestro propio esfuerzo, pero si nos hacemos dignos de ello, Dios se revelará ante nosotros, y entonces Le veremos. Nadie puede ordenarle a Dios que venga ante uno y dance, pero tenemos que actuar de tal manera que Kṛṣṇa se complazca en revelarse ante nosotros.

Kṛṣṇa nos da información sobre Sí Mismo en el Bhagavad-gītā, y no debemos tener dudas sobre ella; simplemente tenemos que sentirla y entenderla. No se necesita ninguna cualidad previa para comprender el Bhagavad-gītā, ya que ésta es hablada en el plano absoluto. El simple proceso de cantar los nombres de Kṛṣṇa revelará lo que somos, los que es Dios, cuáles son los universos materiales y espirituales, por qué estamos condicionados, cómo podemos salir de este condicionamiento, y todo lo demás, paso a paso. En realidad el proceso de creencia y revelación no es ajeno a nosotros. Todos los días depositamos nuestra fe en algo que creemos que se nos revelará más tarde. Puede que compremos un billete para ir a la India, y en base a éste, tenemos fe en que seremos trasportados ahí. ¿Por qué habríamos de pagar dinero por un billete? Nosotros no le damos el dinero simplemente a cualquiera. La compañía es autorizada y la línea aérea es autorizada, y eso nos produce fe, si no tenemos fe ni siquiera podemos da un paso adelante en el curso ordinario de nuestra vida. Debemos tener fe, pero en aquello que es autorizado. No es que tengamos fe ciega, sino que aceptamos algo que es reconocido. Todas las clases de hombres en la India aceptan y reconocen que el Bhagavad-gītā es una Escritura, y fuera de la India, muchos eruditos, teólogos y filósofos aceptan que el Bhagavad-gītā es una gran obra autoritativa. No cabe duda de que el Bhagavad-gītā es una autoridad. Incluso un científico tan destacado como Albert Einstein leía el Bhagavad-gītā regularmente.

A partir del Bhagavad-gītā debemos aceptar que hay un universo espiritual que es el reino de Dios. Si de alguna manera somos transportados a un país donde se nos informa que nunca más tendremos que soportar el nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte, ¿no estaríamos felices? Si supiéramos sobre tal lugar, seguramente haríamos lo máximo por ir allá. Nadie quiere envejecer, ni tampoco morir. En realidad, nuestro mayor deseo sería encontrar un lugar libre de tales sufrimientos. ¿Por qué queremos esto? Porque tenemos el derecho y el privilegio de quererlo. Somos eternos, bienaventurados y llenos de conocimiento, pero estando cubiertos debido a este enredo material, hemos olvidado nuestra verdadera identidad. el Bhagavad-gītā nos da la ventaja de poder revivir nuestra condición original.

Los śaṅkaritas y los budistas sostienen que el mundo que está más allá es vacío, pero el Bhagavad-gītā no nos desilusiona así. La filosofía del nihilismo simplemente ha creado ateos. Nosotros somos seres espirituales y queremos disfrutar, pero tan pronto como nuestro futuro se presente vacío, nos inclinaremos a disfrutar esta vida material. De esta manera, los impersonalistas discuten la filosofía del nihilismo, mientras tratan de disfrutar esta vida material lo más posible. Uno puede disfrutar especulando así, pero no podrá obtener beneficios espirituales.

brahma-bhūtaḥ prasannātmā
na śocati na kāṅkṣati
samaḥ sarveṣu bhūteṣu
mad-bhaktiṁ labhate parām

«Aquel que se sitúa así en el plano trascendental, llega a comprender de inmediato el Brahman Supremo y se vuelve plenamente dichoso. Él nunca se lamenta por nada ni desea poseer nada. Él tiene la misma disposición para con todas las entidades vivientes. En ese estado, él llega a prestarme a Mí un servicio devocional puro».
Bhagavad-gītā 18.54

Aquel que ha progresado en la vida devocional y que saborea el servicio a Kṛṣṇa, automáticamente se desapegará del disfrute material. El síntoma de aquel que está absorto en bhakti es que está plenamente satisfecho con Kṛṣṇa.

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